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228 POLÍTICAS DE VIDA<br />

mente, <strong>la</strong> sustancia naturalmente gaseosa ha sido liberada de su recipiente.<br />

Para citar una vez más a Ferguson:<br />

Mientras que <strong>la</strong> instigación del deseo se fundaba en <strong>la</strong> comparación, <strong>la</strong> vanidad,<br />

<strong>la</strong> envidia y <strong>la</strong> "necesidad" de aprobación por parte de uno mismo, nada<br />

subyace a <strong>la</strong> inmediatez del anhelo. La compra es casual, imprevista y espontánea.<br />

Tiene <strong>la</strong> cualidad onírica de expresar un anhelo y a <strong>la</strong> vez cumplirlo, y<br />

como todos los anhelos, es insincera e infanril. 8<br />

Anhelos desbocados como esos confirmarían los presagios de Pascal, aunque<br />

a <strong>la</strong> vez parecen seña<strong>la</strong>r <strong>la</strong> derrota de <strong>la</strong>s ambiciones modernas. Si Pascal estaba<br />

en lo cierto, entonces el intento moderno de encerrar los deseos humanos<br />

en una caja de metal hecha con unas pocas necesidades prefijadas iba en<br />

contra de <strong>la</strong> naturaleza humana, y <strong>la</strong> construcción del orden que impulsó <strong>la</strong><br />

modernidad era una guerra contra <strong>la</strong> naturaleza.<br />

La aversión de los seres humanos a <strong>la</strong> monotonía del descanso era uno de<br />

los aspectos de <strong>la</strong> naturaleza humana que los arquitectos modernos del orden<br />

racional querían someter: <strong>la</strong> predilección de Don Juan por "constantemente<br />

terminar y comenzar desde el principio" era el principal contrincante con el<br />

que se enfrentaban los encargados de construir el orden. No se podía erigir<br />

un orden racional sobre <strong>la</strong>s arenas movedizas del deseo, difuso y huidizo:<br />

donde reinaran <strong>la</strong>s pasiones desatadas, <strong>la</strong> voz de <strong>la</strong> razón sería inaudible. El<br />

capitalismo moderno podía "fundir los sólidos", pero <strong>la</strong> ambición moderna<br />

consistía en reemp<strong>la</strong>zar esos sólidos con otros construidos a medida, que fueran<br />

todavía más sólidos que cualquier cosa que los irracionales devaneos de <strong>la</strong><br />

historia pasada pudieran haber dejado a su paso. La modernidad no era enemiga<br />

de los sólidos, distaba mucho de serlo; pero no cualquier sólido podía<br />

pasar <strong>la</strong> dura prueba de <strong>la</strong> razón. Los sólidos heredados, como observó de<br />

Tocqueville, se encontraban ya en ua avanzado estado de descomposición;<br />

habían sido asignados a los hornos de fundición no a causa de su solidez, sino<br />

porque no eran lo suficientemente sólidos. Dado que los marcos de <strong>la</strong>s antiguas<br />

rutinas se estaban cayendo a pedazos, había que reemp<strong>la</strong>zarlos con urgencia<br />

por otros nuevos, esta vez diseñados más ingeniosamente, construidos<br />

R Harvie Perguson, "Watching rhc world go round: atrium culture and the psychology of<br />

shopping", en: Rob Shie1ds (comp.). Lifestyle Shopping: The Subject ofConsumption, Routledgc,<br />

1992, p. 31.

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