48651208-bauman-zygmunt-la-sociedad-sitiada
48651208-bauman-zygmunt-la-sociedad-sitiada
48651208-bauman-zygmunt-la-sociedad-sitiada
- No tags were found...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
TRAS LA ESQUIVA SOCIEDAD GI<br />
extrapo<strong>la</strong>r <strong>la</strong> realidad de <strong>la</strong> <strong>sociedad</strong> de <strong>la</strong> abundante evidencia que aportaba<br />
<strong>la</strong> experiencia de todo el mundo. El tipo de experiencia que ofrecían <strong>la</strong>s pruebas<br />
más convincentes y menos contenciosas era el del poder de coerción. Esa<br />
sensación extendida entre los sujetos de que una fuerza coercitiva restringía<br />
<strong>la</strong>s libertades individuales era lo que ponía a <strong>la</strong> imaginación en acción y <strong>la</strong> llevaba<br />
a gestar <strong>la</strong> imagen creíble de una entidad imperativa que daba sentido a<br />
<strong>la</strong> experiencia de <strong>la</strong> cual había nacido el proceso en su totalidad.<br />
y sin embargo, el "poder de coerción" en el que Durkheim centraba su<br />
argumentación no era <strong>la</strong> única experiencia que co<strong>la</strong>boraba con <strong>la</strong> credibilidad<br />
de <strong>la</strong> "totalidad imaginada". Había otras experiencias -cuyo papel en dar<br />
impulso y guiar <strong>la</strong> imaginación se haría más destacado en el transcurso del<br />
siglo, y sería particu<strong>la</strong>rmente prominente cuando éste se acercase a su finque<br />
convivían con <strong>la</strong>s que cuadraban bien con <strong>la</strong> imagen de una totalidad<br />
cohesiva y coherente, "consciente de sus actos", que otorgara el sentido desde<br />
lo alto. La imagen de <strong>la</strong> <strong>sociedad</strong> se hizo creíble a partir de <strong>la</strong> experiencia de<br />
<strong>la</strong> restricción coercitiva; además, a causa de <strong>la</strong> sensación de seguridad colectiva<br />
ante <strong>la</strong> desgracia individual que comportaba el establecimiento de una<br />
provisión del bienestar colectivamente sostenida, y sobre rodas <strong>la</strong>s cosas, gracias<br />
a <strong>la</strong> sensación de solidez y continuidad que brindaban <strong>la</strong>s instituciones<br />
sociales compartidas, que ostentaban una expectativa de vida lo suficientemente<br />
<strong>la</strong>rga como para hacer parecer pequeños los períodos de tiempo en los<br />
que los proyectos de vida individuales -y hablo de proyectos de toda <strong>la</strong> vida-<br />
se acomodaban. Todas <strong>la</strong>s experiencias capaces de alimentar a <strong>la</strong> imaginación<br />
parecían conducir en una misma dirección; convergían en los poderes<br />
del Estado, legis<strong>la</strong>tivo, ejecutivo y jurídico, y era fácil unirlos para formar<br />
<strong>la</strong> imagen de una "<strong>sociedad</strong>" en tanto "un todo mayor que <strong>la</strong> suma de sus<br />
partes", una compañía dotada de prudencia, razón y propósitos propios, que<br />
con toda seguridad sobreviviría al transcurso de <strong>la</strong> vida de cualquiera de sus<br />
miembros.<br />
El punto es que, a pesar de todo, estos tres tipos de experiencia -<strong>la</strong> constante<br />
presión normativa, <strong>la</strong> protección contra los caprichos del destino individual<br />
y <strong>la</strong> majestuosa longevidad de un orden colectivamente contro<strong>la</strong>do-, comenzaron<br />
a desvanecerse rápidamente en <strong>la</strong>s últimas décadas del siglo xx, y a<br />
ser reemp<strong>la</strong>zados por otra experiencia, que ya no seguía el modelo de <strong>la</strong> "compañía"<br />
sino más bien (para tomar prestada <strong>la</strong> descripción de Keith Tcster) el<br />
de un mundo "que ha sido separado de sus individuos", un mundo que "en<br />
términos de experiencia, ha tomado cada vez más <strong>la</strong> forma de una red con ti-