48651208-bauman-zygmunt-la-sociedad-sitiada
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4M POLÍTICA GLOBAL<br />
envío de destacamentos permanentes al territorio conquistado. Al parecer, el<br />
capítulo de <strong>la</strong> historia marcado por el orden disciplinario encarnado en <strong>la</strong> figura<br />
del panóptico está a punto de cerrarse. Siguiendo el camino de <strong>la</strong>s fábricas<br />
"fordisras" y de <strong>la</strong>s barracas para alojar a los conscriptos masivamente reclutados,<br />
<strong>la</strong>s estructuras de tipo panóptico, torpes, inmanejables, problemáticas, y<br />
sobre todo costosas, están siendo desmante<strong>la</strong>das y retiradas de circu<strong>la</strong>ción.<br />
Ya no corresponde a los administradores mantener a sus subordinados en<br />
vereda y guiarlos en cada movimiento de sus vidas; y si de vez en cuando esa<br />
tarea recae sobre ellos, tiende a considerárse1a improductiva y económicamente<br />
insensata. Ahora son los subordinados quienes deben competir con sus<br />
pares para l<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> atención de los superiores, buscando hacerles desear <strong>la</strong><br />
compra de un servicio que en el pasado había sido su obligación proveer. Como<br />
seña<strong>la</strong> el economista de <strong>la</strong> Sorbona, Daniel Cohen, "ya no hay más cuellos<br />
b<strong>la</strong>ncos que les den órdenes a cuellos azules; hay so<strong>la</strong>mente cuellos de distintos<br />
colores enfrentándose a <strong>la</strong>s tareas que les toca cumplir". No queda<br />
mucho espacio para <strong>la</strong> administración de los administradores, una vez que los<br />
administrados pasan a ser quienes deben demostrar su utilidad y convencer a<br />
los administradores de que no se arrepentirán de haberlos contratado. Se ha<br />
"conferido poder" a los empleados: el dudoso poder que les confiere <strong>la</strong> responsabilidad<br />
de hacerse importantes y valiosos para <strong>la</strong> compañía que los emplea.<br />
"Ya no es <strong>la</strong> compañía <strong>la</strong> que supervisa a sus empleados. Ahora les toca<br />
a ellos demostrarle [su utilidad] a <strong>la</strong> compañía"."<br />
Esta fatídica ruptura ha sido recibida por muchos con panegíricos inspirados<br />
en un entusiasmo a prueba de dudas. La disolución de <strong>la</strong>s rutinas de<br />
matriz administrativa fue ac<strong>la</strong>mada como un hecho histórico de "ernpoderamiento"<br />
a <strong>la</strong> humanidad, el triunfo final de <strong>la</strong> autenticidad individual y <strong>la</strong> autodeterminación<br />
que <strong>la</strong> modernidad en su primer período había falseado de<br />
modo abominable en otorgar, y había producido en cambio, y en grandes volúmenes,<br />
<strong>la</strong> mentalidad obediente, cobarde, abúlica y conformista de lo "dirigido<br />
por otros". Puede que <strong>la</strong> ruptura que estamos experimentando en el presente<br />
sea todo lo que sus adoradores y panegiristas afirman que es, pero<br />
asimismo, como lo explican Bolranski y Chiapello," comporta el fin de <strong>la</strong> segu-<br />
Ú Daniel Cohen, Nos temps modemes, F<strong>la</strong>mrnarion, 1999, pp. 48, 56 Y60 [trad. esp.: Nuestrostiemposmodernos,<br />
Barcelona, Tusquers. 2000].<br />
Luc Bolranski y Éve Chiapello. Le nouiel espritdu capitalismo, Gallimard, 1999, pp. 143 Y<br />
ss. (trad. csp: El nuevo espíritu del capitalismo, Madrid, Akal. 2002].