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DE ESPECTADOR A ACTOR 259<br />
más tarde, como para hacerle sitio a otras imágenes, no menos perturbadoras,<br />
o quizá más, y no menos re<strong>la</strong>mpagueantes.<br />
Observar terribles imágenes de hambre, miseria y muerte a esca<strong>la</strong> masiva<br />
se ha convertido hoy en día, dice Testee, en una nueva "tradición" de nuestra<br />
era mediocrática. Como todo lo que forma parte de <strong>la</strong> tradición, han perdido<br />
su capacidad revulsiva, en tanto se han vuelto "aproblemáticas por su incorporación<br />
en <strong>la</strong>s prácticas de <strong>la</strong> vida cotidiana"." Éste es, como seña<strong>la</strong> Testet,<br />
otro caso (esperable) de <strong>la</strong> "actitud displicente" de Georg Simmel: "Como<br />
<strong>la</strong> ciudad, <strong>la</strong> televisión ofrece tantas cosas que, de hecho, nuestra capacidad<br />
de discriminación empieza perder eficacia". Henning Bech, un agudísimo<br />
analista de <strong>la</strong> experiencia contemporánea de <strong>la</strong> vida urbana, acuñó el concepto<br />
de <strong>la</strong> "rclcciudad" para seña<strong>la</strong>r el estrecho vínculo entre <strong>la</strong>s reacciones indiferentes,<br />
o <strong>la</strong> falta de reacción, del fláneur (siempre en medio de <strong>la</strong> multitud<br />
urbana, pero nunca parte de el<strong>la</strong>] y <strong>la</strong> experiencia del adicto a <strong>la</strong> IV. Los habitantes<br />
de <strong>la</strong> teleciudad encuentran cansadora (aburrida) cualquier cosa que<br />
dure más que un instante y que pretenda sobrevivir al entusiasmo que ha suscitado<br />
su novedad. ¿Por qué habrían de quedar eximidas de esa reg<strong>la</strong> unas<br />
cuantas imágenes de <strong>la</strong> miseria?<br />
Las respuestas más evidentes, sin embargo, no son necesariamente <strong>la</strong>s mejores.<br />
Hayal menos dos factores más que habría que examinar más de cerca<br />
al considerar el enigma (y <strong>la</strong> abominación) de <strong>la</strong>s efímeras respuestas, tibias<br />
por lo general, a los horrores de los lejanos padecimientos televisados.<br />
Ryszard Kapuscifiski, un incansable explorador de <strong>la</strong>s paradojas, antinomias<br />
e incoherencias de nuestro común hogar global, advirtió y registró uno<br />
de estos factores: <strong>la</strong> brecha que hay entre ver y saber.' Según lo que se le presente<br />
a <strong>la</strong> vista, <strong>la</strong> absorción de imágenes puede coartar más que estimu<strong>la</strong>r y<br />
facilitar <strong>la</strong> asimi<strong>la</strong>ción del conocimiento. También puede bloquear <strong>la</strong> posibilidad<br />
de comprender lo que se ha visto y retenido, y aún más, <strong>la</strong> de adentrarse<br />
en sus causas.<br />
En <strong>la</strong> mayoría de los casos, el sufrimiento "como se ve en TY" se expresa<br />
por medio de <strong>la</strong>s imágenes de los escuálidos cuerpos de los hambrientos y de<br />
los rostros transidos de dolor de los enfermos. El hambre pide a gritos el suministro<br />
de comida; <strong>la</strong> enfermedad exige medicamentos y atención médica.<br />
8 Ibid., pp. 30, 32.<br />
9 Ryszard Kapuscinski, "Les médias reflerent-ils <strong>la</strong> réaliré du monde?", en: Le Monde Diplomatioue.<br />
agosto de 1999, pp. 8-9.