Reconfigurando territorios

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FUNDACIÓN TIERRA
la experiencia por encima de los conocimientos
técnicos y formales. El Plan Machaca también
generó grandes expectativas sobre el progreso
económico en la marka. Los comunarios invirtieron
considerable energía y recursos para la
construcción de infraestructuras con créditos
otorgados por ONG para invertir en proyectos
productivos. Al ver que las iniciativas no llenaron
satisfactoriamente las altas expectativas,
muchos machaqueños se sintieron engañados
por el Plan Machaca y las ONG promotoras
del mismo. Cuando el Cabildo se reconstituyó
en la década de 1990 (ver más abajo), sus
miembros estaban frustrados, según ellos, por
la falta de responsabilidad de las ONG con el
Cabildo, y poco a poco con mayor firmeza exigieron
a las ONG informes financieros de sus
actividades, informes que las ONG se negaron
a proporcionar, contribuyendo así a un creciente
clima de desconfianza. En este contexto de
mayor autoestima, las autoridades del Cabildo
empezaron a exigir la realización de reuniones
en idioma aymara, lo que excluía al personal
monolingüe de las ONG.
La experiencia con el Plan Machaca provocó
una profunda desconfianza en las ONG, especialmente
entre los Mallkus y Jach’a Mallkus
que habían interactuado con ellas más de cerca.
Así, en lugar de buscar el apoyo financiero y
la intermediación técnica de las ONG, las autoridades
comunales se mantuvieron alejadas de
éstas. Después de las elecciones de 2004, cuando
Jesús de Machaca se convirtió en municipio,
el nuevo gobierno municipal fue agobiado con
ofertas de ayuda de más de diez ONG, interesadas
en participar en el proyecto de municipio
indígena. Pero el Cabildo rechazó casi todas las
ofertas y estableció una serie de condiciones
muy estrictas para las dos ONG relativamente
pequeñas con las que aceptó trabajar.
La revitalización de las formas comunales de
gobierno en Jesús de Machaca recibió otro gran
impulso del movimiento internacional indígena
a inicios de la década de 1990 durante la conmemoración
de los 500 años de resistencia contra
la corona española. Este movimiento influyó
fuertemente para que varias comunidades del
altiplano comenzaran su reconversión de sindicatos
agrarios a markas, ayllus y comunidades
originarias (ver Andolina 2001). En el transcurso
de la década de 1990, las organizaciones sindicales
de Jesús de Machaca y otras partes del
altiplano fueron desmanteladas y en su lugar se
reconstituyeron formas comunales de gobierno
a nivel de comunidad, ayllu y marka. Desde una
primera mirada la reconversión de los sindicatos
a ayllus se puede caracterizar únicamente
como si se tratase de cambios de nombres y la
readopción de la vestimenta y los símbolos de
autoridad tradicionalmente usados por los Mallkus
y Mallku Taykas. En 1992, la Central Agraria
Campesina de Jesús de Machaca (CACJMA)
cambió su nombre y su condición jurídica para
convertirse en la Central de Ayllus y Comunidades
de Jesús de Machaca (todavía CACJ-
MA). El año 2000, CACJMA cambió su nombre
nuevamente para convertirse en la Marka de
Ayllus y Comunidades Originarias de Jesús de
Machaca (MACOJMA). Pero si analizamos con
detenimiento, la revitalización del gobierno comunal
significó un renovado apego al sistema
del thaki como la base para el ejercicio de cargos
de autoridad, fortalecimiento del Cabildo como
máxima autoridad moral y política de la marka
y como principio de chachawarmi o complementariedad
de género en el gobierno machaqueño,
que significó el ejercicio de autoridad en pareja.
En la práctica, la Mallku Tayka no participó activamente
en los debates del Cabildo, pero su
presencia física obligatoria representó un avance
frente al sistema sindical en el que no era tomada
en cuenta. El Cabildo también reafirmó su
derecho de designar candidatos para cargos políticos
y administrativos estatales como ser los
agentes cantonales, y ganó mayor legitimidad
para exigir informes periódicos a los representantes
locales de instituciones estatales así como
a los responsables de las ONG que trabajaban
en la marka. De manera más general, el Cabildo
afirmó su posición como la más alta autoridad
moral y política de la Marka y con mayor
confianza encaró las negociaciones con los altos
niveles del gobierno, con las ONG y otras organizaciones
locales.