Reconfigurando territorios

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FUNDACIÓN TIERRA
vienen cultivando esas tierras desde antes de
la promulgación de la ley INRA en 1996 y por
lo tanto, la ley les debería reconocer su derecho
propietario en función del precepto de que la
tierra es de quien la trabaja. Estos casos, cuando
no se solucionan en la comunidad, suelen
llegar a instancias jurídicas estatales, como los
juzgados agrarios por ejemplo, donde entran
en interminables y costosas pugnas sobre el derecho
de posesión, actual, de una persona y el
derecho de propiedad, antiguo, de otra.
Otro problema relacionado con los migrantes
es que a veces retornan a su comunidad con
otra visión, más integrada al mercado y se convierten
en renuentes, al margen de la vida de
la comunidad, sin cumplir deberes y obligaciones,
sin subordinarse a la organización comunal;
entonces, si surge algún conflicto, es más
difícil su solución.
4.4 Conflictos por compra venta de tierras
Se dan cuando la compra venta vulnera derechos
de otras personas, como en el caso de una
sobre posición de límites o cuando se vende
tierras de otras personas, como en el caso de
la venta de una parcela por parte de sólo uno
de varios hermanos que heredaron el terreno.
Estos procesos de venta rara vez son formalizados
legalmente y los problemas se agudizan
porque generalmente la transferencia no es
registrada en derechos reales, no existen documentos
legales actualizados, la comunidad
tampoco es notificada o no se siguen las normas
comunales para la venta de tierras, todo
esto ocasiona que los límites de las parcelas no
estén claramente definidos. En otras ocasiones,
la venta es realizada solamente por el marido,
sin el consentimiento de la esposa y los hijos,
razón por la que se dan más conflictos.
A veces, especialmente en comunidades de valle,
el hecho de comprar tierras pareciera que
cambia la relación de la persona con la comunidad.
Por ejemplo el migrante que retorna y
compra tierras, considera que no tiene porqué
cumplir con sus obligaciones comunales, ya
que no es el Estado el que le ha dotado de tierras,
sino que las ha conseguido por su propio
esfuerzo. Esto es especialmente así si existen
documentos actualizados de propiedad producto
de la compra venta.
Por otro lado, en algunas comunidades chiquitanas
grandes, donde ha habido procesos
de urbanización y nucleamiento comunal de
viviendas importantes, algunos miembros de
la comunidad han vendido sus lotes urbanos
ante la tentación de una buena oferta, lo cual
ha generado malestar de la comunidad porque
se considera que la propiedad de la tierra es todavía
comunal y no es lícito beneficiarse con la
venta de algo que es de todos los comunarios.
4.5 Conflictos por las tierras comunales cultivables
En la actualidad, sólo las comunidades indígenas
chiquitanas y las comunidades aymaras del
altiplano norte de La Paz mantienen todavía tierras
comunales destinadas a la agricultura. En
las comunidades de Chuquisaca Centro y Norte,
éste tipo de parcelas han desaparecido y lo colectivo
es sólo pastoreo, quebradas y cerros.
En las comunidades chiquitanas, no hay mayores
conflictos por la propiedad comunal.
En cambio en las comunidades aymaras la situación
es distinta. La estructura de tenencia,
de tipo minifudiario, está caracterizada por la
existencia paralela de las sayañas, o propiedades
cultivables familiares, y las aynuqas, o
propiedades cultivables comunales, o al menos
de administración comunal, en las cuales las familias
tienen asignados determinados espacios
pero la decisión de rotación, cultivo y descanso
es tomada comunalmente. 10 Ante una situa-
10 Barragán, Rossana, “La dinámica de las comunidades y la transmisión de la tierra”, en Miguel Urioste, Rossana Barragán
y Gonzalo Colque, Los nietos de la Reforma Agraria. Tierra y comunidad en el altiplano de Bolivia. Fundación TIERRA,
La Paz – Bolivia, 2007.