Reconfigurando territorios

RECONFIGURANDO TERRITORIOS 43
rras altas pero que no necesariamente migran
ni solicitan tierras de manera colectiva.
La tendencia de privilegiar la titulación colectiva
responde también a un movimiento político
mucho mayor impulsado desde el Convenio
169 de la OIT a favor de los pueblos indígenas
que se caracteriza por la concesión de derechos
preferenciales y políticos de protección de pueblos
minoritarios y de su entorno ecológico.
Este enfoque que ha había predominado en el
proceso de saneamiento 1996-2005, toma un renovado
impulso en el periodo 2006-2009. En los
primeros diez años, aproximadamente seis de
los 11 millones de hectáreas tituladas han sido
TCO pero en el segundo periodo se titularon
y sanearon un total de 9.8 millones de hectáreas
de TCO de un total de 28 millones (Datos
a Octubre 2009, INRA 2009). En poco más de
tres años, la Ley de Reconducción Comunitaria
aceleró los procesos de saneamiento de TCO
a favor de los indígenas del oriente boliviano,
muchos de los cuales estaban paralizados por
trámites burocráticos u obstruidos por argumentos
legales. Con todo esto, en términos de
reconocimiento y garantía legal para los territorios
indígenas, existe un avance altamente
significativo, valorado y reconocido en el país.
La inclinación de la Reconducción Comunitaria
por la titulación de TCO no tuvo los mismos
resultados en las tierras altas, ni siquiera por la
vía de la titulación de Propiedad Comunaria.
Según informes del INRA, en el periodo 2006-
2009 se habrían titulado 3.06 millones hectáreas
de tierras como Propiedad Comunaria que representa
el 31% frente a las TCO saneadas en el
mismo periodo (Chumacero, 2010). El caso de
la demanda de la TCO de Ayopaya evidencia
la dificultad de aplicar esta modalidad de titulación
en comunidades de exhacienda donde
los comunarios ya tienen títulos individuales,
proindivisos y colectivos del CNRA. En Ayopaya
el 2009, el INRA habría concluido con el proceso
de saneamiento de alrededor de 536.000
hectáreas como una TCO en beneficio de las
Centrales Agrarias Colorados, Choro, Altamachi
e Icari pero la protesta de un sector de campesinos
de la misma provincia inclinado por la
titulación individual, habría paralizado la entrega
del título 4 (Conosur Ñawpaqman, 2006).
Un argumento fuerte a favor de la titulación
colectiva en tierras altas es que el mismo constituye
un mecanismo de lucha contra la extrema
parcelación de la tierra, otorga control y derechos
sobre los recursos naturales y refuerza
el rol de las comunidades (Viceministerio de
tierras, 2006). Varios estudios apoyan la tesis
de que cierto grado de regulación y control comunal
del acceso a la tierra ayuda a una mayor
cohesión social y capacidad organizativa
de la comunidad (Colque 2005; Cameron 2009;
Ticona 1997). Sin embargo, la titulación TCO o
Comunaria supone que existe un alto grado de
autogestión comunal de los derechos de propiedad.
Tanto la falta de plenos acuerdos entre
los comunarios para adscribirse a la TCO
como la poca predisposición de renunciar a
los antiguos títulos individuales indican que
la capacidad de autogestión de los campesinos
indígenas sin ninguna participación del Estado
estaría sobrevalorada.
Finalmente, la apuesta por la titulación colectiva
tampoco parece haber respondido a la realidad
de las comunidades asentadas en zonas
de colonización reciente y antigua. La titulación
de TCO no ha sido la opción para los campesinos
de tierras altas, aymaras y quechuas,
actualmente establecidos en el Chapare, Los
Yungas, Norte de La Paz o San Julián. Casi en
todos los casos los campesinos y/o indígenas
han optado por la titulación individual en calidad
de pequeñas propiedades y sólo en algunos
casos como Propiedad Comunaria. Incluso
la priorización de saneamientos como TCO
para los pueblos del oriente y norte sin la atención
paralela de las demandas de saneamiento
de las comunidades de zonas de colonización
ha sido contraproducente y ha generado conflictos
entre indígenas de tierras altas y tierras
4 http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2010020212