Reconfigurando territorios

RECONFIGURANDO TERRITORIOS 91
chos y obligaciones que ello implica, vale decir,
es una persona adulta plena (jaki, en aymara),
así la tierra le brinda a la persona el estatus de
comunario, de “ciudadano comunal”, perteneciente
a un conjunto social complejo y en proceso
de transformación. Por lo mismo, la tierra
se convierte en un componente fundamental de
la persona, de su identidad social y cultural, así
como también es un factor de producción.
De esta manera, el lazo entre comunidad, tierra
y comunario es muy fuerte y es la base de
la existencia de la comunidad. Si el comunario
cumple con las normas establecidas, trabaja la
tierra, respeta a la organización comunal, la comunidad
le garantiza y le reconoce su derecho
propietario y otros derechos. Si la comunidad
cumple su rol de mediadora y regidora de la
vida en comunidad, el comunario seguirá perteneciendo
a la misma en un marco de armonía.
Es por eso que se considera a la comunidad
como el escenario legítimo de conciliación de
conflictos y en este sentido es que se afirma que
la mayoría de ellos se resuelven en la instancia
familiar o comunal.
Los conflictos más grandes, los que superan la
dimensión comunal, son precisamente aquellos
en los cuales están involucrados actores
que desconocen a la comunidad como la esfera
apropiada para ventilar sus conflictos, como el
renuente y el no afiliado en los valles e incluso
el residente en algunas comunidades del altiplano.
Estos actores no pertenecen plenamente
a la comunidad, responden a otros criterios de
pensamiento, confían más en el Estado y la ley
ordinaria.
Bajo esta perspectiva, fortalecer a las comunidades
y buscar formas de mayor articulación
con el Estado parece fundamental para la convivencia
en las comunidades.
7. Conclusiones
Para entender a cabalidad el conflicto por la
tierra en las comunidades indígenas originarias
de Bolivia, no basta con hacer un análisis
formal de la conflictividad, identificando a las
partes en pugna, sus posiciones, intereses, actitudes
y necesidades, las causas del conflicto y
su evolución en el tiempo. Es preciso también
comprender el lazo fundamental que se forja
entre el comunario y la comunidad, y que tiene
a la tierra como pilar. La persona, al tener tierra
es parte de la comunidad, con una serie de
obligaciones y derechos. La comunidad reconoce
y defiende los derechos de esa persona, ante
miembros de la comunidad y ante extraños. En
algunos casos -dada la debilidad del Estado y
de sus instituciones- , la comunidad llega a ser
la única institución que brinda seguridad en
el acceso y la tenencia de la tierra a todos sus
miembros. Así, la ciudadanía comunal, basada
en la tenencia de tierras en la comunidad se ve
complementada con la seguridad legítima o comunal
que brinda la comunidad. Dependiendo
de la fortaleza de la organización, esta relación
será más fuerte o más débil, pero existe en todas
las comunidades de las áreas que comprende
este estudio.
Dentro de la variedad de causas que puede tener
un mismo conflicto, normalmente la que
determina y condiciona el conflicto y también
las otras razones para su existencia, es la escasez
de tierras. Si la tierra fuese abundante, los
conflictos por la tierra serían menores tanto en
cantidad como en intensidad dentro de las comunidades.
En tierras altas, la herencia, al ser la principal
forma de acceso a la tierra, es también una
fuente común de conflictos, especialmente en
el ámbito familiar. Dadas las prácticas excluyentes
de herencia en estas comunidades, también
es una razón para la discriminación de la
mujer campesina indígena en su derecho al acceso
igual a la tierra, aunque en la actualidad
se evidencia una tendencia positiva hacia el reconocimiento
de los derechos de la mujer a la
tierra en algunas comunidades. La herencia asimismo,
contribuye a la permanente división de
la tierra, a la persistencia del minifundio y por
ende, a mayores posibilidades de aparición de
conflictos. La tensión que la herencia ocasiona