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Reconfigurando territorios

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RECONFIGURANDO TERRITORIOS 81<br />

Agraria no estableció limites de las parcelas familiares)<br />

y los conflictos por la definición de los<br />

mismos son bastante usuales. En las comunidades<br />

chiquitanas, donde prácticamente no existe<br />

la propiedad individual de la tierra, salvo en el<br />

caso de los “lotes” o espacios urbanos donde<br />

se construyen las casas, este tipo de conflictos<br />

tampoco existen.<br />

Una versión más grande de los conflictos por<br />

límites entre colindantes, son los conflictos por<br />

los límites entre comunidades, que se dan por<br />

procesos recientes de división de comunidades<br />

o simplemente por linderos sin definir desde<br />

hace mucho tiempo. Estos problemas se ven<br />

agravados cuando el límite comunal coincide<br />

con el límite municipal y/o provincial, poniéndose<br />

en juego intereses mayores relacionados<br />

con el territorio de la jurisdicción correspondiente,<br />

como por ejemplo el de la pertenencia<br />

de la comunidad a uno u otro municipio y con<br />

el efecto consiguiente en el presupuesto municipal<br />

por coparticipación tributaria, que se<br />

otorga en función a la población. Esta perspectiva<br />

del conflicto sí es común en la chiquitanía,<br />

al igual que en el altiplano paceño y los valles<br />

chuquisaqueños.<br />

4.3 Conflictos con los residentes y los migrantes<br />

que regresan<br />

La figura del residente en comunidades aymaras<br />

puede tener distintas connotaciones dentro<br />

del ámbito del conflicto, dependiendo de variables<br />

que influyen en la dinámica comunal<br />

como la vocación productiva, la fertilidad del<br />

suelo, la cercanía al mercado y la existencia de<br />

riego, que determinan que la tierra tenga más<br />

valor en algunas comunidades que en otras, y<br />

por lo mismo, los conflictos sean mayores. Así,<br />

en algunos lugares, la existencia de residentes<br />

se ha asimilado plenamente y no es causa de<br />

conflictos; en otras comunidades sin embargo,<br />

no sucede lo mismo. El hecho de que el residente<br />

deje en la comunidad a un cuidante o arrendero<br />

con la tarea de velar por su propiedad y<br />

trabajarla, vulnera el principio constitucional<br />

de que la tierra es de quien la trabaja. Si bien<br />

son muy pocos casos en los que el cuidante reclama<br />

derechos propietarios sobre la tierra del<br />

residente, las jóvenes parejas de la comunidad,<br />

que generalmente tienen poca tierra reclaman<br />

por el hecho de que alguien que no trabaja personalmente<br />

su parcela y no vive en la comunidad,<br />

mantenga derechos propietarios. Para<br />

ellos es una cuestión de simple equidad. Otro<br />

problema relacionado con los residentes se da<br />

en el ámbito organizacional. En algunos casos<br />

los residentes negocian de alguna manera<br />

su turno para asumir cargos de autoridad, ya<br />

sea mediante un pago especial, la compra de<br />

algún material o insumo para la organización<br />

o delegando la responsabilidad del cargo a otra<br />

persona (un pariente). En otros casos, el residente<br />

asume el cargo, pero lo ejerce desde la<br />

ciudad, y lo hace con la desventaja de no conocer<br />

bien a los miembros de la comunidad y a<br />

veces incluso desconocer las normas y las prácticas<br />

comunales. Ambas situaciones debilitan a<br />

la organización de la comunidad y diluyen las<br />

capacidades normativas de sus autoridades. El<br />

acelerado crecimiento del número de residentes<br />

del altiplano en las ciudades de La Paz y<br />

El Alto está marcando un punto de inflexión<br />

en la convivencia pacífica y concertada con los<br />

comunarios que viven del trabajo directo de la<br />

agricultura y no es fácil diagnosticar cual será<br />

la situación en el futuro. En todo caso se trata<br />

de arreglos y acuerdos que van cambiando. No<br />

es una situación congelada en el tiempo.<br />

De manera más o menos similar, en las comunidades<br />

de Chuquisaca Centro y Norte, a veces,<br />

cuando un comunario migra, abandona sus tierras<br />

durante varios años en este periodo, otro<br />

comunario cultiva estos terrenos. Otras veces,<br />

el migrante deja sus terrenos a algún pariente<br />

que se encarga de trabajar la tierra. El problema<br />

se da cuando el migrante vuelve y reclama<br />

sus derechos propietarios, afectando así los<br />

intereses de las personas que ahora ocupan y<br />

utilizan la tierra. El conflicto es especialmente<br />

grave cuando el migrante vuelve después<br />

de muchos años, tanto así que los comunarios<br />

que se hallan ahora en sus tierras se han convertido<br />

en poseedores legales, vale decir, que

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