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Sexualidad y Política en América Latina - Sexuality Policy Watch

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No obstante, hay una dinámica de movilidad de hombres <strong>en</strong> la industria distinta<br />

al estatismo recién narrado. El hecho de que ellos sean blancos, más fáciles<br />

de todos los tipos y <strong>en</strong> todos los contextos de reclutami<strong>en</strong>to, les abre paso para su<br />

ingreso <strong>en</strong> el mercado aunque sea de manera provisoria. Muchos jóv<strong>en</strong>es llegan y<br />

graban una, dos o hasta tres esc<strong>en</strong>as, o participan una única vez de una orgía, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te<br />

<strong>en</strong> una empresa m<strong>en</strong>or que les paga <strong>en</strong>tre 150 y 300 reales. Después de<br />

que sacian su curiosidad, decid<strong>en</strong> no volver o lo hac<strong>en</strong> pasado un tiempo prud<strong>en</strong>te.<br />

Muchos afirman que así satisficieron un fetiche o un “sueño”, permitiéndose continuar<br />

con el rumbo de sus vidas sin afectar sus cotidianidades. El anonimato no es<br />

tan abierta e int<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te buscado como <strong>en</strong> el caso de las mujeres. Por el contrario,<br />

muchos insist<strong>en</strong> <strong>en</strong> vivir esa experi<strong>en</strong>cia para después narrarla <strong>en</strong>tre sus grupos de<br />

amigos y conocidos, especialm<strong>en</strong>te otros varones, logrando así reafirmar públicam<strong>en</strong>te<br />

sus masculinidades 8 .<br />

De esta manera, mi<strong>en</strong>tras los hombres (de películas hétero y gay) y las travestis<br />

afirman recurr<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te que hac<strong>en</strong> pornografía por placer – si<strong>en</strong>do a ellos tan permitido<br />

como legítimo el discurso del placer – las mujeres g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te argum<strong>en</strong>tan<br />

como motivación la necesidad de adquirir dinero, suplir necesidades, o el hecho de<br />

haberse deslumbrado con la propuesta inicial de pago. El dinero aparece así como<br />

una categoría moral que conlleva un <strong>en</strong>unciado doble <strong>en</strong> relación a la dupla pornografía/transgresión.<br />

Por un lado, la relación dinero/cuerpo localiza la sexualidad <strong>en</strong><br />

el espacio de la transgresión (de la misma manera que la exhibición directa de los<br />

g<strong>en</strong>itales y el sexo “car<strong>en</strong>te de afectos” desligado del ideal de amor romántico como<br />

dispositivo histórico de la sexualidad). Por otro lado, el argum<strong>en</strong>to repetitivo sobre<br />

la decisión de hacer porno motivadas por el dinero, al mismo tiempo consigue<br />

alejarlas de la misma, pues se juega así la responsabilidad del lado de la necesidad<br />

o de los proyectos económicos, rehusando el placer y el deseo de experim<strong>en</strong>tación<br />

sexual como razones legítimas. Es como si el placer por el dinero fuese superior<br />

jerárquicam<strong>en</strong>te al placer por el sexo, obviam<strong>en</strong>te un sexo pornográfico que contempla<br />

prácticas disid<strong>en</strong>tes y está al marg<strong>en</strong> de los patrones morales aceptables de<br />

lo heterosexual, monógamo e íntimo.<br />

La r<strong>en</strong>ovación constante de mujeres, hombres gays y travestis se explica <strong>en</strong> estas<br />

redes desde la propia dinámica y lógica del mercado porno. Sin embargo, vale la<br />

p<strong>en</strong>a preguntarnos si la asimetría respecto a la inestabilidad laboral de estos sujetos<br />

<strong>en</strong> comparación a la perman<strong>en</strong>cia de los varones de películas hétero, no podría ser<br />

explicada <strong>en</strong> relación a los propios imperativos sociales de género? Esta sospecha<br />

8 Algunos de estos jóv<strong>en</strong>es manifiestan que sólo si<strong>en</strong>t<strong>en</strong> vergü<strong>en</strong>za de contar dicha experi<strong>en</strong>cia para las mujeres con<br />

qui<strong>en</strong>es establec<strong>en</strong> una relación amorosa. Afirman que, <strong>en</strong> esos casos, han preferido mant<strong>en</strong>er <strong>en</strong> secreto sospechando<br />

que ellas no les <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derían y p<strong>en</strong>sarían que no vale la p<strong>en</strong>a com<strong>en</strong>zar y mant<strong>en</strong>er una relación afectiva con un hombre<br />

que participó de películas porno. Otros jóv<strong>en</strong>es com<strong>en</strong>tan que omitieron ese hecho particularm<strong>en</strong>te de sus madres,<br />

compartiéndolo más tranquilam<strong>en</strong>te con sus padres y hermanos varones.<br />

Sexo que v<strong>en</strong>de: economía de la producción de películas porno – María Elvira Díaz-B<strong>en</strong>ítez<br />

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