Danza - Tebaev
Danza - Tebaev
Danza - Tebaev
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El capitán comienza a tocar sus instrumentos dirigiéndose a los cuatro puntos<br />
cardinales con respetuosas reverencias, echando el cuerpo peligrosamente para<br />
atrás y zapateando sobre la pequeña tablita en la que apenas caben sus pies.<br />
Mientras tanto, los cuatro voladores se amarran por la cintura, esperando que<br />
el capitán, tocando sus otras aves, y aunque los actuales no tienen el<br />
majestuoso aspecto descrito en las crónicas, su indumentaria sigue siendo muy<br />
vistosa. Se compone de una camisa blanca sobre la que se anuda<br />
transversalmente, del hombro izquierdo al lado derecho de la cintura, un<br />
triángulo de tela roja con flecos amarillos, bordado con grecas, flores, pájaros y<br />
otros animales; un calzón blanco sobre el que usan otro más corto de color rojo,<br />
con flecos en la parte baja. Sobre este calzón un delantal triangular decorado<br />
igualmente con bordados y flecos, anudado a la cintura. Calzan botines, y sobre<br />
la cabeza usan un tocado cónico adornado con espejos y flores de papel, que<br />
rematan con un penacho del que penden cintas multicolores. Sujetan el<br />
sombrero con un pañuelo por debajo de la barba.<br />
El largo poste desde donde se lanzan los voladores tiene una significación<br />
simbólica, la quinta dirección de la tierra, o sea la comunicación entre el<br />
inframundo y el mundo superior. En el acto ritual se invoca a los cuatro puntos<br />
cardinales y al ―centro de la tierra‖, o sea el punto donde el oficiante está<br />
parado, que es la quinta dirección representada por el palo. Para elegir el<br />
tronco sagrado, cortarlo, limpiarlo de ramas y trasladarlo, el grupo de voladores<br />
realiza una serie de ceremonias y danzas que comienzan días antes de la fiesta.<br />
Parte importantísima de la ceremonia es el momento de clavarlo en la tierra y<br />
elevarlo hacia el cielo. En el agujero donde se planta el palo se colocan diversas<br />
ofrendas: un poco de maíz, recordando que se trata de un rito de fertilidad, un<br />
guajolote vivo o una gallina negra que será aplastada por el poste al momento<br />
de enterrarlo, y aguardiente que se rocía formando una cruz.<br />
Tras de bailar a su alrededor, los voladores se retiran a seguir el ayuno y una<br />
persona se encarga de ―velar al palo‖ hasta el día siguiente, en que suben uno<br />
por uno para amarrar los cables que los sujetarán en el vuelo. Una vez que los<br />
voladores se encuentran situados en lo alto del palo, a unos 30 ó 40 metros del<br />
suelo, se sientan sobre los cuatro palos del bastidor, mientras el capitán<br />
permanece de pie sobre una pequeña tablita primitivos instrumentos, les dé<br />
una señal para lanzarse al vacío y comenzar la última etapa del ritual.<br />
Mientras descienden los voladores, el capitán toca el Son del Descenso, girando<br />
en su minúscula plataforma. En su descenso, cada danzante da 13 vueltas<br />
alrededor del palo, que multiplicadas por 4, resultan 52 vueltas, mismas que<br />
representan desde la época prehispánica, los 52 años del siglo mesoamericano.<br />
Los voladores, que descienden con la cabeza para abajo y los brazos extendidos,<br />
al ir llegando a tierra se enderezan y aterrizan con los pies. Baja el capitán y<br />
nuevamente el grupo reunido danza alrededor del palo el Son de la Despedida.<br />
196