ebook (.pdf) - Guillermo Imsteyf

– ¿Qué es “pimos”?
– Su–pimos. Averiguamos. Nunca averiguamos qué te pasaba. No te gustaba
llorar, me parece. Nada más que eso. Eras una nena muy alegre. Sos.
– Me gusta ser alegre. Nahír es más, me parece.
– ¿Sí?
– Ella no se cansa.
– ¿Vos te cansás de ser alegre?
– Sí. Por ejemplo, ella se sube tres veces a los aviones. Pero el tío me dice que
mi sonrisa es más linda.
– ¿Qué tío?
Silencio de Martina.
Silencio de Cúneo.
– ¿Papá?.
– ¿Qué, mi amor?
– ¿Sabés qué es diabólico?
– ¿Qué?
– Del diablo. ¿Te cuento un cuento?
– Dale.
– Pero no te vas a asustar. Vos sos grande.
– Soy grande, claro.
– Por eso. Mamá dice que los grandes se asustan más que los chicos.
– Puede ser.
– Había una bruja, que es una amiga del diablo, que vivía en una casa chiquita,
en el bosque. Había pantanos. Tenía una lechuza, que es un pájaro, como mascota.
La lechuza le decía “che, che” cuando venía alguien. Un día vino un príncipe. ¿Qué
hacen los príncipes, papá?.
– Son como presidentes de algunos países.
– Mamá va a empezar a trabajar para hacer calculadoras en una fábrica.
– Para hacer cálculos.
– Ella hace eso. Vos mandás gente a la cárcel ¿no?.
– No, hija. Yo defiendo gente.
– El príncipe también, porque los príncipes son como soldados. Llegó a la casa
de la bruja, un poco muerto por una guerra. Y la bruja se enamoró. Pasaba el día
mirándose al espejo. ¿Viste que los espejos no miran a los vampiros? Pero a las
brujas sí, y le decía que era la más linda. Pero el príncipe se enamora nomás de las
princesas. La bruja le hizo creer que era una princesa. Se como disfrazó, pero sin
traje. Así nomás, ¿entendés?. El príncipe creía que era una princesa, porque estaba
medio muerto. Pero llegaron los amigos de él y le dijeron que era una bruja porque
ellos la podían ver así como era. Tenía poderes para el príncipe, nomás. Pero para
los demás no. Un nene de tres sabe leer, también. Por televisión lo vi. A mí algunas
palabras me cuestan, yo cuento cuentos que me contaron, a veces no los leí. si la
cabeza. Lo de adentro. Algunos pue, dicen que. Él, pero se calla, se la guarda.
Encontraría qué, ahora bruja que sabrá es una porque vieja, sombrero negro y
escoba. A ver, si aprieta, si los fuerte pero aparece misma brujita no vieja ni arru, si
se enoró del príncipe por qué y con verru de los dibujitos en la nariz. Pucha. O una
seño que dice o que más bien la mira, a rayas a cuadros, trama cruzada los ojos con
que mientras dibuja en vez de un dibuja en vez de simple y nada más que tres rayas,
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