ebook (.pdf) - Guillermo Imsteyf

Cúneo se rió. Aquello era una payasada.
– Permitime preguntarte, porque me muero de curiosidad. – se inclinó
visiblemente hacia Artud, desterrando al olvido al indignado Ballentin – ¿Cuál es la
mágica pirueta mediante la cual pensás vincular la obesidad de mi cliente con la
mutilación de su oreja?
– Ninguna mágica pirueta, mi estimado Cúneo. Tu cliente es obeso. La
obesidad reduce en un alto porcentaje la ductilidad muscular y con ella la capacidad
de maniobrar efectivamente cualquier cosa, incluso las herramientas.
– Así que por gordo…
Artud conservaba la seriedad.
– Y su respiración. En una persona excedida de peso el abdomen presiona su
sistema y la frecuencia respiratoria puede hasta quintuplicarse. El flujo de aire llega
inestable a las distintas partes del cuerpo.
– ¿Viste cómo roncan los gordos? – Ballentin pensaba cobrarse el desaire.
Cúneo tuvo que mirarlo – Nunca pensé que los ronquidos tuviesen relación directa
con el tamaño de la barriga. A mi viejo había que empujarlo para que se despertara y
se diera vuelta.
– Es que pasa algo con el cerebro. En determinados momentos del día entra en
un estado de disminución de oxígeno… Lo estoy explicando para el orto… – se
sinceró Artud que se planchaba la corbata con una mano y con la otra hacía tintinear
la cucharita en la taza.
– Hipoxia. No tenés por qué saberlo en realidad, no sos obeso. Nosotros
tampoco y por eso nos desburramos con la médica.
– Este se acuerda de los tecnicismos, yo nomás me acuerdo de las piernas de la
doctora, no sabés, una pendeja para partir. – evocó Artud.
– Veintinueve.– farfulló Ballentin.
– Y ya tiene un Máster internacional en no sé qué cosa.
– Nutrición. Palabra santa en cuestiones de sobrepeso, grasas y todas esas cosas
que uno va a seguir comiendo por más que sepa que le tapan las arterias.
– Publica mensualmente no sé dónde. La cosa es que el cerebro – continuó
Artud – eso chiquito, amorfo casi, que no se sabe siquiera si es gris, parece mentira
pero además de ser el centro regulador del oxígeno para las demás partes del
cuerpo, es, al mismo tiempo, uno de los órganos que más respira. La falta de aire…
– Hipoxia. - volvió añadir Ballentin.
– …es un recurso natural para echar el cuerpo a dormir y recuperar energías.
Aunque, en condiciones que no vienen al caso pero que coinciden con el estado de
Ballesteros…
– Por eso te recomendamos indagar en el tema.
– …claro que al teléfono de la doctora te lo doy después que me la pinche – dijo
Artud sin sonreír –, ese mecanismo puede activarse repetidamente en distintos
momentos del día.
– Ajá, y la persona sufre vahídos, náuseas, etcétera. Incluso pérdida del
conocimiento.
– Ballesteros se desmayó varias veces, ¿verdad?
– Sufrió accesos de tos que exigieron asistencia. – protestó Cúneo, con la voz de
un niño.
Afuera el viento corría con mayor fuerza. Una botella de plástico rodaba por el
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