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pequeña docente estaba a punto de colocarlo en un sitio que había previsto desde<br />
hacía tiempo. Ese momento había sido de esperar, a él no lo había tranquilizado que<br />
se postergara, claro tenía que esas cosas se producen antes o después. Para hacer<br />
frente a lo que se disponía a oír había procurado acumular entereza, sin embargo,<br />
nada podía evitar que las palabras que daban cuenta de la tristeza de su hija lo<br />
destruyeran.<br />
– Quería hablarles de Martina. – volvió a oír él sin saber si la frase había sido<br />
pronunciada otra vez o si se había largado a pensar todo aquello mientras la maestra<br />
se acercaba.<br />
La señorita hizo una pausa demasiado extensa, como aguardando una señal<br />
para proseguir. Advertida por el modo en que la madre se mordía el labio inferior,<br />
inició el detalle.<br />
– Como ustedes han sido los papis que menos hemos citado y por lo tanto con<br />
los que menos oportunidad hemos tenido de hablar, aprovecho que hoy visitan el<br />
jardín para comentarles algunas cositas.<br />
Aquella mujer llenaba los espacios entre palabras con una desmedida cantidad<br />
de aire. De vez en cuando un niño venía a tirarle del guardapolvo y ella lo ignoraba<br />
con destreza.<br />
- Me sorprende la madurez de Martina. - dijo. - No sólo a mí, a todas las<br />
señoritas. Tiene una velocidad de respuesta poco frecuente en chicos de su edad. Es<br />
lúcida y atinada ante nuestra solicitud y, lo cual no constituye dato menor, coherente<br />
ante sí misma. Su claridad en determinados planteos la ubican en un nivel de<br />
desarrollo cognitivo por encima de su grupo etario. Lo que a otros les cuesta mucho<br />
elaborar, ella lo expresa con sencillez. Se ve que está hiperestimulada. Es buena<br />
compañera, le preocupa la injusticia, hemos tenido algunas charlas con ella cuando<br />
considera que alguno de sus derechos o de sus compañeritos se vulnera.<br />
La mujer se detuvo como si le hubiese dado una puntada en la columna. Como<br />
si se hubiese muerto de repente. Los miraba a ambos, sin embargo Cúneo pensó que<br />
al hablar miraba a Giovanna, y Giovanna viceversa.<br />
Se tomaba una mano con la otra. Vino otro niño a sacudirle el bolsillón, pero la<br />
maestra conservó la vertical. Sonreía apenas, con una rigidez espantosa. Los ojos<br />
volvieron a latirle, como si recordara de pronto que había estado hablando.<br />
- Quería decirles esto para que se queden tranquilos.<br />
Giovanna asintió levemente. La maestra tomate continuó.<br />
- Martina ha manifestado a su manera que este año le ha propuesto obstáculos<br />
complejos...<br />
Giovanna dejó de asentir.<br />
- ... y eso me impone un mayor deber en informarles sobre las condiciones de<br />
su evolución fuera del ámbito que ustedes como padres conocen.<br />
La mujer que de pronto parecía inteligente despertó en una sonrisa que no<br />
mostraba los dientes. Se quedó observando a los padres de Martina por un período<br />
bastante largo. Giovanna se relajó y accedía complacida. De Cúneo volvía un<br />
asentimiento protocolar.<br />
– Muchas gracias – dijo Giovanna – nos pone... – errado el pronombre no le<br />
quedó otra alternativa que proseguir con urgencia – ...muy contentos.<br />
Iba a decir “orgullosos” pero a último momento le pareció una referencia por<br />
demás positiva hacia una labor en común con su exmarido y no era precisamente lo<br />
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