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XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

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El poder en la tragedia El Príncipe Tirano de Juan de la Cueva<br />

su insana lascivia de poseer a Teodosia, mujer de Calcedio, y a Doriclea, doncella<br />

hija de Ericipo. Así pues, Licímaco incumple el consejo de Maquiavelo de que el<br />

príncipe “sólo debe ingeniárselas para evitar ser odiado” (p. 80), pues, se deduce<br />

que ese odio derivaría en la rebelión y en la pérdida del gobierno, 36 como sucederá,<br />

de hecho, en la tragedia de Cueva 37 En nuestra tragedia, esta causa acaba convirtiéndose<br />

en la desencadenante del término del reinado e, incluso, de la vida del<br />

Príncipe, aunque no por la revuelta del pueblo sino por el enfrentamiento con sus<br />

propias víctimas.<br />

Justo después de que Ligurino le haya contado al Príncipe cómo ha ejecutado<br />

su orden de quemar el templo de Marte, con sus leyes y fueros, el Príncipe se interesa<br />

por poseer a Teodosia, la esposa de su primo Calcedio; y cuando se le plantea<br />

el caso de Ericipo, su privado le habla de la extremada belleza de su hija Doriclea, y<br />

el Príncipe hace caso omiso del problema planteado mostrando su exclusivo interés<br />

en conocer y poseer a la doncella. Junto a sus crímenes, el Príncipe no pretende<br />

otra cosa que gozar a Teodosia y a Doriclea, y está dispuesto al crimen o a la violación<br />

con tal de satisfacer su deseo carnal, como amenaza Ligurino a Teodosia (p.<br />

241, vv. 939-42), o como el propio Licímaco la amenaza:<br />

O por fuerça o por amor<br />

E de dar medio a mi fuego,<br />

Y lo que no acaba el ruego<br />

A de acabar el rigor”.<br />

(p. 261, vv. 1603-06).<br />

36 Maquiavelo también aconseja que el príncipe debe evitar que haya una conjura entre sus<br />

súbditos contra él, lo que puede conseguir no provocando “el odio o el menosprecio de los<br />

suyos y manteniendo satisfecho al pueblo”, y debe “evitar la malquerencia de la mayoría de<br />

sus súbditos” (p. 86). El primer mandato del Príncipe Licímaco fue la quema del templo de<br />

Marte, lo que suscitó el odio de todo el reino de Colcos y un espontáneo intento de rebelión<br />

popular que estuvo encabezado por los grandes Cratilo y Gracildo. Licímaco sofocó la rebelión<br />

mandando matar, sin juicio, a los grandes.<br />

37 En el capítulo XIX, “Evite el príncipe ser odiado y menospreciado”, Maquiavelo desarrolla más<br />

detalladamente algunas ideas que ya ha expuesto con anterioridad. Así, vuelve a insistir en<br />

que el príncipe procure “evitar cuanto lo haga odioso y digno de menosprecio; si lo hace<br />

así, habrá cumplido su deber y no hallará perjuicio en otros defectos” (p. 85). Este consejo<br />

de Maquiavelo va –como siempre– en la línea de lo que conviene al príncipe para alcanzar<br />

o conservar el poder, pero no para ejercerlo virtuosamente. Como ya había dicho, ahora<br />

vuelve a insistir en que el príncipe debe evitar ser odiado, lo que nuestro Licímaco deseaba<br />

fervientemente. Maquiavelo había aconsejado que el príncipe no fuera odioso por su rapacidad<br />

para con los bienes ajenos ni por el atropello de las mujeres de sus súbditos, “cosas<br />

ambas de las que debe abstenerse; cuando a los hombres no se les quita los bienes o las<br />

mujeres, viven felices” (p. 85).<br />

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