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XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

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EL PO<strong>DE</strong>R EN LA TRAGEDIA EL PRÍNCIPE TIRANO<br />

<strong>DE</strong> JUAN <strong>DE</strong> LA CUEVA<br />

Juan MATAS CABALLERO<br />

Universidad de León<br />

El poder es, quizás, el tema clave de la comedia y de la tragedia de El príncipe<br />

tirano de Juan de la Cueva. El asunto no está planteado de manera muy complicada<br />

ni demasiado elaborada desde el punto de vista doctrinal, posiblemente porque la<br />

escena de la época tal vez aún no estaba preparada para tratar cuestiones de tanto<br />

calado, y quizás tampoco fuera la intención del poeta dramático, quien optó por un<br />

planteamiento claramente sencillo y maniqueo con el fin de que el mensaje político<br />

y ético de las dos piezas fuera evidente y universalmente aceptado.<br />

Ahora bien, el planteamiento del tema del poder en las dos piezas homónimas,<br />

comedia y tragedia, no es tan simple que no se pueda rastrear una cierta<br />

fundamentación doctrinal. A mi juicio, la cuestión del poder que Juan de la Cueva<br />

desarrolla en El Principe tirano se sustenta en la controversia ideológica que en la<br />

época existía acerca del maquiavelismo; un debate que llegó a nuestros humanistas<br />

y que se plasmó de alguna forma en no pocas obras literarias. 1 En efecto, las ideas o<br />

actitudes acerca del poder político que plantean los personajes de la obra de Cueva<br />

y, de forma muy destacada, el Príncipe Licímaco, reflejan claras resonancias de El<br />

Príncipe de Maquiavelo. 2<br />

1 Evidentemente, el problema de fondo de este debate –que Juan de la Cueva debía conocer muy<br />

bien– se centra en la cuestión de la educación de príncipes, cuya trayectoria literaria medieval<br />

es continuada en el Renacimiento con la obra de Erasmo, <strong>In</strong>stitutio Principis Christiani,<br />

que encontró claros ecos entre nuestros humanistas, como en el Relox de príncipes, de Antonio<br />

de Guevara. Véase A. Prieto, La prosa española del siglo XVI, I, Madrid, Cátedra, 1986,<br />

pp. 177-217; A. Rallo, La prosa didáctica en el siglo XVI, Madrid, Taurus, 1987, pp. 59-79,<br />

Erasmo y la prosa renacentista española, Madrid, Ediciones del Laberinto, 2003.<br />

2 Aunque, al parecer, en España no hubo traducción impresa de El Príncipe de Maquiavelo antes<br />

del siglo XIX, sí que existió una traducción que quedó manuscrita con letra de finales del XVI<br />

o comienzos del XVII. Además, tanto en los antimaquiavelistas declarados como en escritos<br />

políticos de influencia maquiavélica hay fragmentos traducidos de El Príncipe o resúmenes<br />

de ciertos pasajes. Esta ausencia de testimonios no significa que no se conociera el pensamiento<br />

de Maquiavelo en nuestro país en el Renacimiento, ni tampoco que no lo conociera<br />

Juan de la Cueva. La comunicación cultural entre España e Italia garantizaba el conocimiento<br />

de las obras de Maquiavelo en nuestro país. A partir de 1559, cuando se incluye el nombre<br />

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