29.06.2013 Views

XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El poder en la tragedia El Príncipe Tirano de Juan de la Cueva<br />

El príncipe, por lo tanto, ni puede ni debe cumplir la palabra dada si eso le<br />

perjudica y si desaparecieron los motivos de su promesa. Si todos los hombres<br />

fueran honestos, este principio no sería válido, pero como son perversos y no<br />

mantienen lo que prometen, tampoco uno debe mantenerlo. (...) Y ante todo es<br />

necesario saber disfrazar bien el propio carácter y ser gran disimulador. Son tan<br />

simples los hombres y tan sumisos a la necesidad de cada momento, que quien<br />

engaña encuentra siempre alguien que se deja engañar. (p. 82) 4<br />

En este aspecto se observa cómo Licímaco parece responder a la recomendación<br />

de Maquiavelo y se comporta como un verdadero maestro en el ejercicio de la<br />

política concebida como el arte del disimulo, 5 ya que él no ha cumplido su palabra<br />

dada ni en la comedia cuando aceptó ser el príncipe heredero, ni en la tragedia al<br />

jurar su nombramiento como rey, pues en los dos momentos prometió que cumpliría<br />

las leyes del reino y, una vez que accedió al trono, hizo caso omiso de sus<br />

compromisos adquiridos. En ambas situaciones él supo disimular sus verdaderos<br />

propósitos con tal de acceder al gobierno de Colcos, con lo que se puede decir que<br />

actuó como la raposa, 6 con la astucia que le permitió engañar tanto a su padre el<br />

Rey como al propio Consejo. En la comedia aparentó arrepentimiento de sus crímenes,<br />

y en la tragedia también disimuló su prisa por llegar al poder, y así le dijo al<br />

Rey que de forma razonable no tendría que sucederle mientras esté vivo. Y como<br />

el Rey insiste en que su sucesión está claramente acordada y decidida, el Príncipe<br />

incluso aparenta que acepta tratándose de un mandato del Rey, disimulando muy<br />

bien que es el gran deseo y aspiración de su vida 7 Pero, sin duda, tal vez el mo-<br />

4 Para las citas de N. Maquiavelo, El Príncipe, sigo la edición de F.J. Alcántara, Barcelona, Planeta,<br />

1983. En lo sucesivo anoto, al final de cada cita y entre paréntesis, la página correspondiente.<br />

5 Véase J.A. Maravall, “Maquiavelo...”, art. cit., p. 52.<br />

6 Maquiavelo sostiene que hay dos modos de combatir, con las leyes o con la fuerza, y si el primero<br />

es propio de los hombres, el segundo es de las bestias; ambas formas de actuar le están<br />

permitidas al príncipe si así le resultara necesario. Maquiavelo aconseja que el príncipe actúe<br />

como la zorra “para conocer bien las trampas” y como el león “para infundir terror a los<br />

lobos” (pp. 81-82). La mayor parte de la actuación del Príncipe Licímaco seguirá el modelo<br />

del león, pues serán la fuerza y el terror su consigna.<br />

7 J. de la Cueva, Tragedia del Príncipe tirano, ed. F.A. de Icaza, Comedias y tragedias de Juan<br />

de la Cueva, Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1917. Las dos actitudes en las que<br />

Licímaco disimula sus ansias de poder pueden leerse en la p. 213 de esta edición, que es<br />

por la que siempre cito especificando, en lo sucesivo (entre paréntesis), al final de la cita la<br />

página y la numeración del verso que he realizado, aunque respeto sus caprichosos y arbitrarios<br />

criterios de edición: “Digo, que razón veda / Que vivo tu en el reyno yo suceda” (p.<br />

213, vv. 51-52); “Siendo de ti mandado / De fuerça debe ser obedecido” (p. 213, vv. 59-60).<br />

79

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!