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XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

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Las mujeres del fraile<br />

a informarle…Anocheció…<br />

y yo despierta, a cierra ojos,<br />

y entre dos luces dormida,<br />

el alma en él embebida,<br />

la voluntad con antojos<br />

y a oscuras el aposento,<br />

pisando huevos entró,<br />

y entonces…¡qué me sé yo!<br />

¡Ay Dios!¿Como se lo cuento?<br />

Tánto supo acariciar…<br />

Tánto vino a prometer…<br />

Era hombre, en fin…, yo mujer…<br />

En algo había de parar…<br />

No resiste quien desea,<br />

y como me mostró amor,<br />

llegó…y pregue a Dios, señor…<br />

En fin, que orégano sea.<br />

Mas esto fue con promesa<br />

que había de ser mi marido.<br />

Hase el traidor acogido<br />

con la Beatriz portuguesa;<br />

y hanme dicho que los dos,<br />

según el amor se enseñan,<br />

dentro un mes se matrimeñan,<br />

que mala pro les dé Dios.<br />

La falsa promesa, la caída…y después el lamento interminable<br />

LAS DOS MUJERES.-“Mal haya la mujer que en hombres fía…, mal haya la<br />

mujer que en hombres fía, mal haya la mujer que en hombres fía…”<br />

TÉLLEZ.-A veces mis mujeres, víctimas del deseo desbocado de hombres sin<br />

escrúpulos, ejercerán sin vacilar una cruel venganza. Tiene que soportar la duquesa<br />

Leonora que su marido le pida que interceda para poder él conseguir a la bella<br />

Sirena en El pretendiente al revés, pero sirviéndose de inteligencia y astucia someterá<br />

al duque a la más dura humillación. Tiene que soportar Tamar ser violada por<br />

Amón, su propio hermano, y su venganza será la muerte del criminal. La venganza<br />

de Tamar es quizá la más trágica de mis creaciones. Yo quería escribir también de<br />

cosas muy graves con muy graves nombres: incesto, violación… Mi confesionario<br />

era muchas veces el único lugar de desahogo para mujeres que, llenas de odio y<br />

deshechas en lágrimas, me relataban los abusos de los que habían sido víctimas. Y<br />

yo, testigo de mi tiempo, no podía callar esas realidades. Pero sabía que podía ser<br />

censurado por mis propios superiores y sobre todo por la durísima Junta de Refor-<br />

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