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XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

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Nacimiento del corral de La Montería (Sevilla) y actividad dramática. 1ª etapa (1626-1636)...<br />

Este precioso documento nos facilita la cartelera que, posiblemente, también<br />

fuera la representada en el corral de La Montería en el otoño de 1626.<br />

Es posible que este autor estuviera presente en el corral por lo que Almonacid, el<br />

mozo, pudo cumplir su objetivo. Sin embargo, el año de 1626 no lo olvidaría, no solo<br />

porque vio cómo echaba a andar la pesada maquinaria del negocio teatral, (aunque<br />

ya no fuera prácticamente dueño de los ingresos del corral por los muchos préstamos<br />

que le estaba haciendo Pedro de Arteaga, entre otros), sino porque, además, Diego de<br />

Almonacid, su padre, despidió el año haciendo su testamento (31 de diciembre) 92 . Y<br />

si fue un acontecimiento ‘inolvidable’, no podía imaginar<br />

que lo peor estaba aún por venir.<br />

Viendo la enfermedad del padre, el mismo día y<br />

ante el mismo escribano, el hijo se apresuró a declarar,<br />

sabiendo del mal estado en que se encontraba, cómo<br />

fue él el que hizo el contrato de arrendamiento de La Montería con don Francisco<br />

de Céspedes y, por lo tanto, hace ver que ese establecimiento no era “embargante”,<br />

porque dicho arrendamiento está a su nombre. Que no se trata de un<br />

bien familiar ni ganancial. Que él se compromete con doña Ana de Saavedra,<br />

la segunda esposa de su padre, a pagarle sus alimentos como a su hermanastro,<br />

Fernando de Almonacid (hijo de doña Ana) todos los días que hubiere representación<br />

en La Montería 93 . Era indudable que su padre debía de encontrarse muy<br />

enfermo y temía su muerte, como así ocurrió a los pocos días (26 de enero de<br />

1627). Esta declaración de Diego Almonacid, el mozo, no gustó a doña Ana,<br />

segunda esposa de Almonacid, que, embaucada por las apariencias, creyó que<br />

su hijastro pensaba dejarla en la calle, tras la muerte de su marido. Por eso,<br />

hubo de arrastrar a su marido, literalmente, ante el notario para que cancelara la<br />

escritura anteriormente comentada. Lo hizo el 4 de enero de 1627 94 . Diego de<br />

Almonacid no debía de poder ni con su alma y el deterioro físico se plasmó en<br />

esta deformada firma, como se puede comprobar:<br />

Con la desaparición de Almonacid, padre, desapareció también toda esperanza<br />

de terminar con la rehabilitación del corral de El Coliseo durante varios años; y el<br />

proceso de construcción de La Montería se vio claramente entorpecido hasta el punto,<br />

como hemos comentado, que Diego de Almonacid, el mozo, perdió el control<br />

de la misma en manos de sus acreedores.<br />

a Marc Vitse. Toulouse, Presses Universitaires du Mirail / Consejería de Educación de la Embajada<br />

de España en Francia, 2006, pp. 77-94).<br />

92 El testamento de Diego Almonacid se puede leer en Piedad Bolaños, “Luis de Belmonte Bermúdez...”,<br />

art. cit. pp. 324-330.<br />

93 APS, Oficio I, 1626, leg. 443, f. 85v. Fecha del documento: 31 de diciembre.<br />

94 APS, Oficio I, 1627, leg. 443, [s.f]. De aquí procede la firma de Diego de Almonacid, padre.<br />

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