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XXIV Y XXV JORNADAS DE TEATRO DEL SIGLO DE ORO In ...

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Javier Huerta Calvo<br />

devoto y teatral del pueblo español” [Lluch Garín, 1935] 1 . Por su parte, Arturo M.<br />

Cayuela proponía recuperar los autos de Lope para superar los odios de clase y<br />

revivir “el ambiente tan confortador de amor y caridad” en el que se generaron y<br />

al que tan ajeno es un público “estragado en su gusto por el materialismo impresionista<br />

y malsano que las paganizadas diversiones modernas le sirven de continuo”<br />

[Cayuela, 1935: 42] 2 . Otros como Julián Pemartín iban más allá de la consideración<br />

estrictamente religiosa cuando veían en el Fénix un precursor del totalitarismo fascista<br />

que sus correligionarios deseaban imponer a una sociedad como la española<br />

perdida en la deriva democrática y socialista:<br />

Se encuentran, pues, plenamente marcadas, en el teatro de Lope de Vega,<br />

estas tres condiciones necesarias de una sociedad sana y robusta: la jerarquía organizada,<br />

la unidad de mando, la alegría vital. Precisamente, todo lo que nos falta<br />

hoy en nuestra España, en la que se ha borrado todo sano sentido de jerarquía, y<br />

desatados los rencorcillos y las envidias, unos, los más brutales, aspiran a proletarizarnos<br />

a todos; otros, más corcovados y tortuosos en sus propósitos, a hacernos a<br />

todos clase media. Todos a destruir y a nivelar [Pemartín, 1935].<br />

Desde la otra trinchera, en la revista Claridad, Marceliano reivindicaba el Lope<br />

de los jóvenes revolucionarios, el que escribe “Fuenteovejuna, en donde hace al<br />

pueblo fuerte contra los tiranos y los explotadores y hace triunfar de una manera<br />

maravillosa la justicia sobre la injusticia y la depravación”. La circunstancia de que<br />

Lope tomara los hábitos sacerdotales nada quería decir, pues se trató de un “sacerdote<br />

por conveniencia”; nada le hubiera impedido en la hora presente ponerse<br />

“a luchar de nuestra parte por hacer triunfar una nueva y vigorosa moral sobre la<br />

moral marchita que se derrumba y aniquila” [Marceliano, 1935] 3 .<br />

1 En esta misma línea hay que poner varios actos organizados por Acción Española; así los comentarios<br />

de Eduardo Marquina a La Dorotea [El Debate (23-II-1935)] o la crónica de la conferencia<br />

del padre Rafael Alcoler en un acto presidido por personalidades tan significadas<br />

como Rafael Sánchez Mazas, Araujo Costa y el marqués de las Marismas del Guadalquivir<br />

[El Debate (13-II-1935)].<br />

2 Parecidas ideas se encuentran en el jesuita padre Eguía Ruiz [1935], uno de los grandes críticos<br />

del teatro inicial de Jacinto Benavente.<br />

3 De esta lectura socialista de Lope es un buen ejemplo, asimismo, la crónica que enviara Pedro<br />

de Répide en 1930 al diario La Libertad, a propósito de un montaje de Fuente Ovejuna por<br />

parte del Teatro <strong>In</strong>dio de Minsk: “Mi emoción es intensa, no sólo ante el espectáculo de indudable<br />

arte, sino al sentir la gloria de Lope, del poeta que a través de las distancias de tiempo y<br />

de lugar, allí donde un Imperio ha caducado y ha surgido un nuevo concepto de la Humanidad,<br />

su genio influye con su intuición y su presciencia, ha salvado los abismos de las épocas<br />

y recibe la aclamación de un pueblo abatidor de las coronas temporales” [Répide, 1930].<br />

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