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Pideme-Lo-Que-Quieras

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—Me temo que sí.<br />

—Joder —maldice.<br />

Incómoda por cómo Eric me observa y escucha la conversación respondo:<br />

—Tú pásalo bien. Ya sabes que por mí no tienes que guardar luto.<br />

Fernando resopla. Mis palabras no le han gustado y añade:<br />

—<strong>Lo</strong> pasaré bien cuando tú llegues. Ya sabes que unas vacaciones sin mi jerezana<br />

preferida me saben a poco.<br />

Me río. Eric me mira.<br />

—Anda… no seas tonto, Fernando. Tú pásalo bien y cuando llegue a Jerez te doy<br />

un toque y nos vemos, ¿de acuerdo?<br />

Tras despedirnos, cierro el móvil, lo dejo sobre la mesa y cojo la Coca-Cola. Estoy<br />

sedienta. Durante unos segundos, Eric mira cómo bebo.<br />

—¿Quién es Fernando?<br />

Dejo el vaso sobre la mesa y me retiro el pelo de la cara.<br />

—Un amigo de Jerez. <strong>Que</strong>ría saber cuándo voy a ir.<br />

De pronto me doy cuenta de que le estoy dando explicaciones. ¿Qué hago? ¿Por qué<br />

se las doy?<br />

—¿Un amigo… muy amigo? —insiste.<br />

Sonrío al pensar en Fernando.<br />

—Dejémoslo en amigo.<br />

El maravilloso hombre que está a mi lado asiente y mira al horizonte.<br />

—¿Qué pasa? ¿<strong>Que</strong> tú no tienes amigas?<br />

—Sí… y con algunas comparto sexo. ¿Compartes sexo tú con Fernando?<br />

Si me pudiera ver la cara, vería la cara de tonta que se me ha puesto con su<br />

pregunta.<br />

—Alguna vez. Cuando nos apetece.<br />

—¿Disfrutas con él?<br />

Esa pregunta tan íntima me parece totalmente fuera de lugar.<br />

—Sí.<br />

—¿Tanto como conmigo?<br />

—Es diferente. Tú eres tú y él es él.<br />

Eric me clava su mirada, me observa… me observa y me observa.<br />

—Haces muy bien, Jud. Disfruta de tu vida y del sexo.<br />

Tras aquello, no vuelve a preguntar sobre Fernando. Nuestra conversación continúa<br />

y el buen rollito entre nosotros prosigue.<br />

A las siete de la tarde decidimos regresar a Barcelona. De nuevo Eric me da las<br />

llaves del <strong>Lo</strong>tus y yo conduzco encantada, disfrutando del momento.<br />

Esa noche, cuando llegamos al hotel, Eric pide que nos suban algo de cena a mi<br />

habitación y durante horas hacemos salvajemente el amor.

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