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Pideme-Lo-Que-Quieras

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Estoy colorada como un tomate y ardo. Menos mal que la luz roja no lo deja ver. Mi<br />

boca está seca y Eric se da cuenta de que no puedo hablar.<br />

—Si no lo dices, cariño… no haremos nada.<br />

—Quiero… quiero que me hagáis lo que queráis.<br />

—Mmmm… ¿dispuesta a todo? —murmura Björn—. ¿Qué tal una doble<br />

penetración?<br />

—No. De momento sólo tomaremos su vagina —aclara Eric, y Björn acepta.<br />

Excitada y abierta de piernas para ellos, jadeo cuando Eric se incorpora.<br />

—Levanta y date la vuelta, Jud.<br />

<strong>Lo</strong> hago e instantes después noto que me desabrocha la cremallera de mi vestido de<br />

lentejuelas y éste cae a mis pies. Estoy totalmente desnuda ante Björn y mi pecho sube y<br />

baja con inquietud. Eric me besa el cuello.<br />

—Ofrécele tus pechos.<br />

Instintivamente me acerco a él y Björn los toca y los chupa. Primero uno y después<br />

el otro. Eric, que está detrás de mí, me empuja con delicadeza y caigo literalmente sobre la<br />

cara de Björn que me los agarra, los junta y se mete los dos pezones en la boca, mientras<br />

Eric me masajea las nalgas y me da un azotito. Luego pasa su mano por mi mojada<br />

hendidura y mete un dedo en mi interior.<br />

El calor toma mi cuerpo y comienzo a arder. Esos dos me tocan a su antojo y me<br />

gusta. Cuando creo que voy a explotar, siento que Eric deja de tocarme y se pone detrás del<br />

sillón.<br />

—Jud… súbete al sillón.<br />

Obediente, hago lo que me pide.<br />

—Ahora quiero que le ofrezcas lo más íntimo de ti a Björn y dejes que te saboree.<br />

Dicho y hecho. Björn recuesta su cabeza sobre el sofá y yo, con una pierna a cada<br />

lado de sus hombros, me agacho para que él me coja con posesión de los muslos y me<br />

atraiga hacia él. Mi vagina queda totalmente sobre su boca y él comienza a jugar con ella y<br />

con mi clítoris. Su boca se desliza de un lado a otro mientras noto cómo me mueve sobre<br />

ella y yo gimo de puro placer.<br />

Eric, que está frente a mí, me observa. En su mirada veo el brillo de la lujuria y eso<br />

me altera más. Disfruta con lo que ve y su respiración se vuelve inconstante. Finalmente, se<br />

acerca al sofá, me coge de la cabeza y me besa mientras Björn prosigue su saqueo<br />

particular a mi vagina. Mete un dedo en ella y, mientras su lengua juega con mi clítoris,<br />

éste entra y sale rápidamente de mí. El calor crece y crece en mi interior, mientras me<br />

siento un juguete delicioso entre las manos de aquellos hombres. Pero me gusta lo que me<br />

hacen. Me gusta ser su juguete y más cuando Eric murmura en mi boca:<br />

—Eres mi placer… dame más pequeña.<br />

Suelto un chillido devastador y me corro sobre la boca de Björn.<br />

Mi vagina palpita. Succiona el dedo que Björn tiene en mi interior, y oigo que él me<br />

dice:.<br />

—Así, preciosa. Chilla y córrete para nosotros.<br />

En ese momento, se acerca una mujer y nos mira. La reconozco. ¡Marisa de la Rosa!<br />

Durante unos minutos se limita a mirarnos mientras yo sigo moviendo mi sexo sobre la<br />

boca de Björn y éste, con un dedo en su interior, me hace jadear una y otra vez. La mujer,<br />

avivada por lo que hago, se tumba en un diván cercano y comienza su propio juego.<br />

Instantes después, Eric le indica a Björn que pare y coge mi vestido. Me hace bajar<br />

del sillón y los tres caminamos hacia una puerta que hay en el fondo del salón. Siento el

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