10.11.2014 Views

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La mirada de Eric me abrasa, mientras él se mantiene a escasos centímetros de mí,<br />

sin acercarse. Su perfume embriaga todos mis sentidos y cientos de maripositas comienzan<br />

a aletear en mi bajo vientre.<br />

—Le aseguro, me crea o no, que hubiera disfrutado más de su compañía. Y antes de<br />

que siga comportándose como una niña malcriada, exijo saber con quién ha estado y dónde.<br />

Llevo horas esperando su regreso, sentado en esta limusina, y quiero una explicación.<br />

Eso me saca de mi mutismo de indiferencia.<br />

—¿En serio llevas horas esperándome a la puerta del hotel?<br />

—Sí.<br />

Mi parte de princesa que aún cree en los cuentos de hadas salta de alegría. ¡Me ha<br />

estado esperando!<br />

—Eric, qué mono eres —murmuro, con voz dulce—. <strong>Lo</strong> siento. Yo creía que…<br />

Noto que sus hombros se relajan.<br />

—Vaya… —me pregunta, sin variar su duro tono de voz—. ¿Vuelvo a ser Eric,<br />

señorita Flores?<br />

Eso me hace sonreír. Él no mueve ni un músculo. ¡Ay, mi Iceman! Y, como ya me<br />

ha tocado la fibra tontorrona, me acerco más a él. Siento que su cara se normaliza.<br />

—Eric… lo siento.<br />

—No lo sientas. Procura comportarte como un adulto. No creo pedir tanto.<br />

Vale. Me acaba de llamar niñata.<br />

En otras circunstancias, me hubiera bajado del coche y le hubiera dado con la puerta<br />

en las narices, pero no puedo. Su magia ya me ha hechizado. Sigue sin mirarme, pero yo no<br />

desisto.<br />

—Llevo todo el día pensando en desnudarme para ti. Y cuando me dijiste eso de la<br />

cena con Amanda yo…<br />

No me deja terminar la frase. Clava sus ojazos en mí y me interrumpe:<br />

—Este viaje es fundamentalmente de trabajo. ¿Acaso lo has olvidado?<br />

La dureza con la que se dirige a mí rompe el encanto del momento y, con ello, mi<br />

tregua. Mi gesto cambia. Mi respiración se acelera y no puedo evitar sacar mi genio<br />

español.<br />

—Sé muy bien que este viaje es de trabajo. <strong>Lo</strong> dejamos claro antes de salir de<br />

Madrid. Pero hoy tú has interrumpido una reunión, has echado a todos fuera de la sala y<br />

luego me has quitado el tanga. Tú qué te crees, ¿que yo soy de piedra? ¿O un juguete más<br />

de tus jueguecitos? —Como no responde, prosigo—: Vale, yo he aceptado este viaje. Yo<br />

tengo la culpa de verme en esta situación contigo y…<br />

—¿Ahora llevas bragas o tanga?<br />

<strong>Lo</strong> miro boquiabierta. ¿Se ha vuelto loco? Sorprendida por aquella pregunta, frunzo<br />

el ceño y me separo de él.<br />

—Bastante te importará a ti lo que llevo. —Pero mi genio revienta dentro de mí y le<br />

grito como una descosida—: ¡Por el amor de Dios! ¿Estamos discutiendo y tú me preguntas<br />

si llevo bragas o tanga?<br />

—Sí.<br />

Me niego a contestarle, enfurruñada. Tengo la sensación de que me va a volver loca.<br />

—Aún no me has dicho con quién has estado esta noche y dónde.<br />

Resoplo. Discutir con él me agota.<br />

Finalmente, me dejo caer en el respaldo del asiento del coche y me rindo.<br />

—He cenado con mi amiga Miriam en el puerto y llevo bragas. ¿Algo más?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!