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Pideme-Lo-Que-Quieras

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Su rara frialdad en un momento como aquél me desconcierta. <strong>Lo</strong> veo desaparecer y<br />

miro la habitación. Mis ojos se paran en la cámara de vídeo. Me muero por ver lo grabado.<br />

Encojo las piernas y me levanto. Camino desnuda hacia el baño. Escucho la ducha.<br />

¡Quiero ducharme!<br />

Eric me ve entrar en el baño. Está junto a un neceser y, al verme reflejada en el<br />

espejo, se molesta y lo cierra.<br />

—¿Qué haces aquí?<br />

Su voz me paraliza. ¿Qué le pasa?<br />

—Tengo calor y quería ducharme.<br />

Con el ceño fruncido responde:<br />

—¿Te he pedido que te duches conmigo?<br />

<strong>Lo</strong> miro extrañada.<br />

Pero ¿qué le ocurre?<br />

Sin contestarle y enfadada, me doy la vuelta. ¡<strong>Que</strong> le den! Pero entonces siento su<br />

mano húmeda sujetando la mía. Me suelto y gruño:<br />

—¿Sabes? Odio cuando te pones tan borde. Ya sé que lo nuestro es sólo sexo, pero<br />

no entiendo que estés bien conmigo y, de pronto, en una fracción de segundo, todo cambie<br />

y te vuelvas un insensible. Pero, bueno, ¿por qué me tienes que hablar así?<br />

Eric me mira. Veo que cierra los ojos y finalmente me acerca a él. Me dejo abrazar.<br />

—<strong>Lo</strong> siento, Jud… Tienes razón. Disculpa mi tono de voz.<br />

Estoy enfadada.<br />

Intento soltarme pero él no me deja. Me coge en volandas, me lleva hasta el interior<br />

de la enorme ducha, me suelta y dice mientras el agua nos moja:<br />

—Date la vuelta.<br />

Veo sus intenciones y me niego, furiosa.<br />

—¡No!<br />

Él sonríe. Tuerce la cabeza y murmura cogiéndome de nuevo entre sus brazos:<br />

—De acuerdo.<br />

Al estar en volandas sobre él siento su pene duro contra mis piernas. <strong>Lo</strong> miro y él<br />

acerca su boca hasta la mía. Rápidamente me echo hacia atrás.<br />

—¿Qué haces?<br />

—La cobra.<br />

—¿La cobra? —repite, sorprendido.<br />

Su cara de desconcierto me hace gracia. Mi mala leche se disipa.<br />

—En España se llama «hacer la cobra» cuando alguien te va a besar y te retiras —le<br />

aclaro.<br />

Eso le hace reír y su risa de nuevo puede conmigo. Inconscientemente rodeo su<br />

cintura con mis piernas.<br />

—Si te beso, ¿me harás la cobra de nuevo? —me pregunta, sin acercarse a mí.<br />

Pongo cara de pensar, pero cuando siento su duro pene murmuro:<br />

—No… si me follas.<br />

¡Dios! ¿Qué he dicho?<br />

¿He dicho follar? Si mi padre me escuchara, me lavaría la boca con jabón durante<br />

un mes entero.<br />

Según suelto la frase toda yo me siento mediocre, pero ese sentimiento me lo quita<br />

de un plumazo Eric cuando lo veo sonreír y, con una mano, coge su pene y lo pasea por mi<br />

vagina. Perversa. En ese momento me siento perversa. Mala. Malota. Me apoya contra la

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