Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
meter y a sacar con delicadeza mientras su dedo enguantado pasea por el agujero de mi ano.<br />
Pasado un rato, Eric le pide el consolador sin decir una palabra y ella se lo entrega.<br />
Eric le señala de nuevo mi vagina mientras se toca su duro pene. Ella obedece y vuelve a<br />
plantar primero sus manos y después su ardiente boca sobre mí. Yo estoy enloquecida.<br />
Abro mis piernas y me elevo en su busca mientras ella, con sus manos enguantadas, me<br />
agarra de los muslos y me devora con auténtica devoción.<br />
Instantes después, Eric le toca el hombro. Ella se levanta. Se quita los guantes y los<br />
deja de nuevo sobre la cama. Eric la besa en la boca y, antes de que se marche, dice:<br />
—Me encanta cómo sabes.<br />
Sigo en estado de shock por lo que veo, mientras observo cómo Eric se mete entre<br />
mis piernas y, tras cruzar unas palabras conmigo, se pone un preservativo y me besa. Me<br />
hace abrir las piernas y veo cómo me penetra y yo me arqueo. Me hace suya sin parar y yo<br />
grito de placer.<br />
Cuando no puedo mirar más, lo observo con la respiración entrecortada. Estoy<br />
furiosa, excitada, enfadada y con ganas de matarlo. No sé qué pensar. No sé qué decir hasta<br />
que pregunto:<br />
—¿Por qué has permitido eso?<br />
—¿El qué, Jud?<br />
Me levanto de la cama.<br />
—¡Una mujer! —grito—. Una desconocida… ella… ella…<br />
—Dijiste que estabas dispuesta a todo menos a sado, ¿lo recuerdas?<br />
A cada instante me siento más desconcertada. <strong>Lo</strong> miro y gruño.<br />
—Pero… pero a todo entre tú y yo… no entre…<br />
—A todo, excepto a sado. Es… a todo, pequeña.<br />
—Yo nunca te dije que quería tener sexo con una mujer.<br />
Eric me mira, se recuesta en la cama y responde en actitud chulesca:<br />
—<strong>Lo</strong> sé…<br />
—¿Entonces?<br />
—Yo nunca dije que no quisiera que tuvieras sexo con una mujer. Es más. Ha sido<br />
algo placentero y que espero repetir. Sólo hemos jugado un poco, pequeña. No sé por qué te<br />
pones así —insiste.<br />
—¿Jugar? ¿A eso lo llamas tú jugar? Para mí, jugar es hacerlo entre tú y yo aunque<br />
sea con aparatitos de esos que te gustan pero… ¿Has dicho repetir?<br />
—Sí.<br />
—Pues será con otra, chato, porque conmigo ¡lo llevas claro! ¡Dios! La has besado<br />
a ella y luego a mí. ¡Qué asco!<br />
Eric no se mueve. Su actitud ha cambiado y la seriedad ha vuelto a él.<br />
—Jud… mis juegos son así. Creí imaginar que ya lo sabías. Las veces que hemos<br />
salido juntos te he dejado ver qué es lo que a mí me gusta. En la oficina, cuando vimos a tu<br />
jefa y a tu compañero te di la primera pista. En el Moroccio, la noche que te invité a cenar,<br />
te di la segunda. En tu casa, cuando te enseñé a utilizar los vibradores te di la tercera. Te<br />
considero una mujer inteligente y…<br />
—Pero… eso es depravado. El sexo es un juego entre dos. Y lo que tú haces…<br />
—<strong>Lo</strong> que yo hago es sexo. Y mi manera de ver el sexo no es depravada —dice<br />
levantando la voz—. Por supuesto que es un juego entre dos. Siempre lo he tenido claro y<br />
por eso te pregunté si estabas dispuesta a todo. ¿Acaso no te lo pregunté?<br />
Me mira a la espera de una respuesta. Contesto que sí con la cabeza.