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—¿Te apetece que lo veamos? —propongo.<br />
Eric da un trago a su copa y levanta una ceja.<br />
—¿Quieres?<br />
—Sí.<br />
Eric se levanta con decisión.<br />
Saca un cable de su maletín, lo enchufa a la cámara y a la tele y, con un pequeño<br />
mando a distancia entre las manos, dice sentándose en la cama para sujetarme contra él:<br />
—¿Preparada?<br />
—Claro.<br />
Pulsa el botón e instantes después me veo en la pantalla de la televisión. Eso me<br />
hace gracia. Mi voz suena extraña, incluso la de él. Mojo otra fresa en el chocolate y<br />
observo las imágenes. Eric me hace tocar los pañuelos y nos reímos. Después me sonrojo al<br />
ver la siguiente imagen. Eric en el suelo y yo con mi sexo sobre su boca totalmente<br />
extasiada.<br />
—¡Dios, qué vergüenza!<br />
Eric sonríe. Me besa en el cuello.<br />
—¿Por qué, preciosa? ¿Acaso no disfrutaste el momento?<br />
—Sí… claro que sí. Es sólo que…<br />
Pero no puedo continuar.<br />
Las imágenes siguientes de Eric atándome al cabecero de la cama me dejan sin<br />
palabras. <strong>Lo</strong> veo taparme los ojos con el otro pañuelo y, después, cómo baja por mi cuerpo<br />
entreteniéndose en mis pezones y mi ombligo. Eso me estimula de nuevo. Eric sigue<br />
bajando parándose en mi sexo. Se deleita y yo veo cómo me entrego. Prosigue su bajada y,<br />
regándome de dulces besos, llega hasta mis tobillos.<br />
Extasiada por las imágenes, sonrío.<br />
No puedo dejar de mirar la televisión cuando veo en la pantalla que él se levanta.<br />
Yo sigo tumbada en la cama, atada y con los ojos vendados, y él se dirige hacia el equipo<br />
de música y sube el volumen. Instantes después, la puerta de la habitación se abre.<br />
Pestañeo.<br />
Entra una mujer rubia de pelo corto y se dirige directamente hacia la cama donde yo<br />
sigo maniatada. Casi no respiro.<br />
Eric la sigue. La mujer está vestida con una especie de camisón negro. Eric le chupa<br />
un pezón y ésta le entrega algo metálico que lleva en las manos. Después, coge los guantes<br />
que hay sobre la cama y se los pone.<br />
—¿Qué…? —intento balbucear. Me falta el aire.<br />
Eric no me deja hablar.<br />
Pone un dedo en mis labios y me obliga a mirar la televisión.<br />
Totalmente bloqueada, observo cómo la mujer, tras ponerse los guantes, se sube a la<br />
cama mientras Eric nos observa de pie. La mujer me abre las piernas y posa su boca sobre<br />
mi vagina. Estoy a punto de explotar de indignación.<br />
¿Qué me está haciendo?<br />
No puedo hablar. Sólo puedo mirar cómo me retuerzo en la cama y gimo mientras<br />
aquella desconocida juega con mi cuerpo y yo se lo permito. Una y otra vez abro mis<br />
piernas y arqueo mi espalda invitándola a proseguir y ella lo hace. Eric disfruta.<br />
Instantes después, él le entrega lo que lleva en las manos y veo que lo que sentí<br />
como duro, frío y suave dentro de mí era un consolador metálico. La mujer se lo mete en la<br />
boca. <strong>Lo</strong> chupa y después me lo mete en la vagina. Yo jadeo. Me gusta y ella lo vuelve a