10.11.2014 Views

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Entro en el despacho de la tiquismiquis de mi jefa cargada con carpetas y abro una<br />

especie de vestidor que utilizamos como archivo. Ese vestidor comunica con el despacho<br />

del señor Zimmerman, pero, como sé que no está, me relajo y comienzo a archivar mientras<br />

canturreo:<br />

Te regalo mi amor, te regalo mi vida,<br />

a pesar del dolor, eres tú quien me inspira.<br />

No somos perfectos, somos polos opuestos.<br />

Te amo con fuerza, te odio a momentos.<br />

Te regalo mi amor, te regalo mi vida,<br />

te regalaré el Sol siempre que me lo pidas.<br />

No somos perfectos, sólo polos opuestos.<br />

Mientras que sea junto a ti, siempre lo intentaría<br />

¿Qué no daría…?<br />

—Señorita Flores, canta usted fatal.<br />

Esa voz. Ese acento.<br />

La carpeta que tengo en las manos se me cae al suelo por el susto. Me agacho a<br />

cogerla y, ¡zas!, coscorrón que me meto con él. Con el señor Zimmerman. ¡Con la angustia<br />

instalada en mi cara por la cantidad de meteduras de pata que estoy cometiendo con ese<br />

supermegajefazo alemán…! <strong>Lo</strong> miro y me quito los auriculares.<br />

—<strong>Lo</strong> siento, señor Zimmerman —murmuro.<br />

—No pasa nada. —Toca mi frente y pregunta con familiaridad—. ¿Tú estás bien?<br />

Como un muñequito de esos que hay en las partes traseras de algunos coches,<br />

asiento con la cabeza. Otra vez me ha vuelto a preguntar si estoy bien ¡Qué mono! Sin<br />

poder evitarlo, mis ojos y todo mi ser le hacen un escaneo en profundidad: alto, pelo<br />

castaño con mechas rubias, treinta y pocos años, fibroso, ojos azules, voz profunda y<br />

sensual… Vamos, un pibonazo en toda regla.<br />

—Siento haberte asustado —añade—. No era mi intención.<br />

Vuelvo a mover mi cabeza como un muñeco. ¡Seré boba! Me levanto del suelo con<br />

la carpeta en mis manos y pregunto:<br />

—¿Ha venido con usted la señora Sánchez?<br />

—Sí.<br />

Sorprendida, porque no la he oído entrar en su despacho, comienzo a intentar salir<br />

del archivo, cuando el alemán me agarra del brazo.<br />

—¿Qué cantabas?<br />

Aquella pregunta me pilla tan de sorpresa que estoy a punto de soltarle: «¿Y a ti qué<br />

te importa?». Pero, afortunadamente, contengo mi impulsividad.<br />

—Una canción.<br />

Sonríe. ¡Dios! ¡Qué sonrisa!<br />

—<strong>Lo</strong> sé… La letra me gustó. ¿Qué canción es?<br />

—Blanco y negro de Malú, señor.<br />

Pero parece que mis palabras le hacen gracia. ¿Se estará riendo de mí?<br />

—¿Ahora que sabes quién soy me llamas señor?<br />

—Disculpe, señor Zimmerman —aclaro con profesionalidad—. En el ascensor no lo<br />

reconocí. Pero ahora que ya sé quién es, creo que debo tratarlo como se merece.<br />

Él da un paso hacia mí y yo doy otro hacia atrás. ¿Qué hace?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!