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—Perfecto. —Eric sonríe y veo cómo le brillan los ojos.<br />
Dos segundos después, Björn se acerca y nos entrega unas copas.<br />
Charlan en alemán e intentan integrarme en la conversación. Se nota que se conocen<br />
y la complicidad que hay entre ellos. Pero yo estoy muy nerviosa y más aún cuando Björn<br />
se acerca para besarme en los labios. Eric se lo impide.<br />
—Su boca y sus besos son sólo míos.<br />
El corazón se me encoge al escucharlo y notar la posesión en su voz. Björn asiente.<br />
No le ha molestado lo que Eric ha dicho.<br />
—¿Qué tal si nos sentamos? Estaremos más cómodos.<br />
Eric me coge de un brazo y me sienta en un sillón. Doy un trago a mi bebida y se<br />
colocan uno a cada lado. Estoy nerviosa. Me siento como un bombón bajo la atenta mirada<br />
de dos depredadores. Oigo jadeos. Cerca de nosotros, otras personas juegan. Sus gemidos<br />
retumban en la habitación y no puedo apartar mi vista de ellos. <strong>Lo</strong> que hacen me inquieta,<br />
me activa y más cuando Eric acerca su boca a mi oído y me chupa el lóbulo.<br />
—¿Excitada?<br />
Le digo que sí y Björn pone una de sus manos en mi rodilla. Comienza a subirla por<br />
la pierna.<br />
—Eric tiene razón, eres muy suave.<br />
Eric mueve la cabeza. En ese momento la puerta se abre. Entran dos mujeres y un<br />
hombre y, tras mirarnos, se ponen al otro lado del salón. Sin preámbulos, una de las<br />
mujeres se sienta en uno de los sofás del fondo, se sube el vestido y la otra mujer, ante la<br />
mirada del hombre, pone su boca en su sexo.<br />
—Vaya… la fiesta se calienta —sonríe Björn.<br />
Eric me mira y me pide con voz neutra.<br />
—Jud… quítate las bragas.<br />
Al escuchar aquello estoy tan excitado por todo lo que ocurre a mi alrededor que no<br />
lo dudo. Me levanto y, en dos movimientos, hago lo que me dice. Luego vuelvo a sentarme<br />
entre ellos. Eric me quita las bragas de la mano y se las guarda en el bolsillo de su<br />
americana.<br />
—Abre las piernas, nena —ordena.<br />
<strong>Lo</strong> hago. Björn comienza a tocarme. Posa su mano de nuevo en mi rodilla, pero esta<br />
vez su recorrido es lento y progresivo. Se adentra en la cara interna de mis muslos y,<br />
cuando sus dedos rozan mi vagina, murmura:<br />
—Me encanta tu humedad. Eso me indica que lo vamos a pasar muy bien, preciosa.<br />
Dicho esto, siento que mete un dedo en mí y después dos. Me recuesto más sobre el<br />
sofá y suelto un gemido. Eric acerca su boca a la mía y me besa mientras es otro quien<br />
saquea con sus manos mi cuerpo.<br />
—Así, cariño… Quiero que disfrutes para mí.<br />
Björn continúa con su invasivo juego y pronto noto que toda mi vagina chorrea.<br />
Sentir su saqueo y los besos de Eric me está volviendo loca.<br />
—¿Te gusta, pequeña?<br />
—Sí.<br />
—¿Quieres más?<br />
—Sí.<br />
Björn nos escucha y pregunta:<br />
—¿Qué más quieres, preciosa?<br />
—Jud… —añade Eric—. Dile a Björn lo que quieres.