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—¿Te has fijado cómo te miran a ti los hombres? —Asiento—. La diferencia entre<br />
ellas y ellos es que ellas están deseando que yo las desnude y ellos están deseando<br />
desnudarte a ti. Ellas quieren que yo les dé placer y ellos quieren dártelo a ti. ¿No crees que<br />
yo puedo estar más molesto?<br />
Sus palabras hacen que me sonroje. <strong>Lo</strong> miro y entonces se acerca más a mí.<br />
—Recuerda, Jud, tu placer es mi placer y, hoy por hoy, mi único placer eres tú. Sólo<br />
deseo desnudarte y…<br />
—Calla…<br />
Sorprendido, frunce el ceño.<br />
—¿Qué ocurre?<br />
—Me excitas con lo que dices, Eric.<br />
La risotada que suelta hace que yo me relaje. Me besa. Me atrae hacia él.<br />
—Es lo que quiero, morenita. <strong>Que</strong> te excites.<br />
Dicho esto, el grupo comienza a tocar una sugerente canción y Eric me agarra por la<br />
cintura y me invita a bailar. Mientras bailamos, nos miramos. Sin necesidad de hablar, sólo<br />
con la mirada me dice cuánto me desea. Eso me agita y noto cómo mi interior comienza a<br />
revolotear. Después me toma de la mano y caminamos por un amplio pasillo de la casa.<br />
Una puerta se abre y de ella sale un hombre que nos saluda al vernos:<br />
—Hombre, Eric, ¡qué alegría verte!<br />
Se dan las manos y Eric dice:<br />
—<strong>Lo</strong> mismo digo, amigo. No sabía que estuvieras por aquí.<br />
El hombre moreno sonríe y, tras pasar su mirada por mi cuerpo, murmura:<br />
—Estoy de vacaciones en Cádiz, además, ya sabes que no me pierdo ninguna fiesta<br />
de Maggie y Alfred… ¡Son apoteósicas!<br />
Ambos sonríen y entonces Eric se vuelve hacia mí.<br />
—Judith, te presento a Björn, un buen amigo. Björn, ella es Judith, mi chica.<br />
¡Vaya! Ha dicho que soy su chica.<br />
Sonrío y le doy dos besos al recién llegado, pero, al separarme de él, éste dice:<br />
—Encantado, Judith. Mmmm… tienes una piel muy suave.<br />
Bajo la cabeza, como una tonta, y entonces oigo a Eric decir:<br />
—Toda ella es suave y exquisita.<br />
Me contraigo mientras siento que los dos hombres se miran. ¿Me está ofreciendo?<br />
Instantes después, Björn abre la puerta que acaba de cerrar.<br />
—¿Entramos?<br />
Eric me agarra y asiente.<br />
Entramos en la espaciosa habitación, sólo iluminada con una luz roja. Björn cierra<br />
la puerta y veo que no estamos solos. Hay tres parejas liadas sobre una de las tantas camas<br />
que se encuentran en aquella habitación y me pongo nerviosa. Sé a qué hemos ido allí y me<br />
inquieta. Björn se acerca a una pequeña barra y comienza a servir tres copas de champán.<br />
Eric me mira y susurra, poniéndome la carne de gallina:<br />
—¿Qué te parece Björn para jugar? Sé que lo prefieres a una mujer.<br />
<strong>Lo</strong> miro. El mencionado es moreno y atractivo. Alguien en quien sin duda me<br />
hubiera fijado si lo hubiera conocido en otro momento. Eric espera una contestación.<br />
—Bien.<br />
—¿Te parece bien que te ofrezca a él?<br />
Mi estómago se contrae pero, excitada, contesto afirmativamente.<br />
—Sí.