10.11.2014 Views

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

34<br />

A las once y media, mi amiga Rocío pasa a buscarme y juntas vamos a ver a su<br />

sobrino. Como me ha dicho mi padre, el niño es precioso. A la una ya estamos de vuelta en<br />

casa y nos bañamos en la piscina. El agua está fresquita y muy rica.<br />

Rocío me cuenta sus cosas e intenta interrogarme sobre Fernando. Pero en cuanto ve<br />

que no quiero hablar sobre el tema, lo deja estar y hablamos de otras cosas. A las dos y<br />

media, mi amiga regresa a su casa y yo me quedo tirada en la piscina. Suena mi teléfono.<br />

Un mensaje. Es Fernando para invitarme a comer. Rechazo la invitación y me tiro en la<br />

hamaca a escuchar música.<br />

Mi móvil pita de nuevo. Maldigo. <strong>Lo</strong> cojo pero me quedo sin aire cuando leo:<br />

«¿Tomas algo conmigo?». ¡Es Eric!<br />

El corazón me palpita.<br />

Eric está en Madrid y yo a demasiados kilómetros de él. Cojo la Coca-Cola y bebo.<br />

La garganta de pronto se me ha quedado seca y el móvil vuelve a sonar otra vez.<br />

«Sabes que no soy paciente. Responde.»<br />

Con las manos temblorosas comienzo a teclear, pero ¡no doy una! Finalmente<br />

consigo poner: «Estoy de vacaciones».<br />

<strong>Lo</strong> envío y las tripas se me encogen hasta que oigo que el móvil pita y leo su<br />

respuesta. «<strong>Lo</strong> sé. Muy bonita la puerta roja del chalet de tu padre.»<br />

Cuando leo eso, doy un chillido, suelto el móvil, cojo un pareo y corro hacia la<br />

puerta como alma que lleva el diablo. En mi carrera, arraso las sillas del patio y me dejo la<br />

cadera, pero no me importa.<br />

¡Eric está allí!<br />

Abro rápidamente la puerta pero es tal mi ceguera que no veo ningún coche que<br />

pueda ser de él, hasta que un pitido me hace mirar a mi derecha y veo un hombre sobre una<br />

imponente moto. Se baja de ella, se quita el casco y sus ojos y su boca me sonríen.<br />

Sin importarme nada, ni nadie, corro hacia él y me tiro a sus brazos. Es tal mi<br />

impulso que estamos los dos a punto de rodar por el suelo, pero nada, absolutamente nada<br />

me importa. Sólo lo abrazo y me estremezco cuando vuelvo a oír su voz en mi oído:<br />

—Pequeña… te he echado de menos.<br />

Estoy nerviosa. ¡Histérica!<br />

Eric, ¡mi Eric!, está entre mis brazos. En Jerez. En la puerta de la casa de mi padre.<br />

Me ha buscado. Me ha encontrado y eso es lo único que quiero pensar.<br />

Cuando me separo de él, siento su mirada recorrer mi cuerpo y entonces soy<br />

consciente de mi estado.<br />

—Eric, podías haber avisado. Mira qué pintas tengo.<br />

Él no contesta. Sólo me mira y entonces me agarra de la nuca y me acerca a él,<br />

dispuesto a darme un apasionado beso que hace que todo Jerez tiemble.<br />

—Estás preciosa, cariño.<br />

¡Ay, Dios! Me va a dar algo ¡Y encima me llama cariño!<br />

—¿Cómo está tu brazo? —pregunta de pronto.<br />

<strong>Lo</strong> levanto y le enseño la marca de la plancha.<br />

—Perfecto.<br />

Eric hace un gesto con la cabeza y lo invito a pasar a mi casa.<br />

Me sigue y le ofrezco una cerveza. La rechaza y pide agua. <strong>Lo</strong> hago esperar en la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!