10.11.2014 Views

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

Pideme-Lo-Que-Quieras

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

uen merecido y… ¡Oh, Dios mío, Jud, tu mano!<br />

Ambas miramos mi mano derecha. Tiene los nudillos rojos, desollados e hinchados.<br />

La muevo lo mejor que puedo e intento quitarle importancia.<br />

—No es nada… no te preocupes. Pero necesitaré hielo para bajar la hinchazón.<br />

¿Conduces tú, que yo no puedo?<br />

—Por supuesto.<br />

Frida se baja del coche y yo me corro hacia su asiento. Nada más montarse, acelera<br />

el coche y nos dirigimos hacia el chalet.<br />

Cuando llegamos, veo que hay luz en el salón y, dos segundos después, los chicos<br />

aparecen para recibirnos. Ambas nos reímos pero, a medida que nos acercamos, Eric ve mi<br />

mano y acelera el paso.<br />

—¿Qué te ha pasado?<br />

Voy a responder, cuando Frida se adelanta.<br />

—Cuando hemos salido del pub, unos tipos han intentado propasarse con nosotras.<br />

Menos mal que Jud ha sabido defendernos. ¡Ha sido increíble! No veas qué patadas y<br />

puñetazos les ha dado. Por cierto, hay que ponerle hielo en la mano ¡ya!<br />

La cara de Eric es un poema mientras Frida escenifica una y otra vez lo ocurrido y<br />

habla sin parar. Está tan impresionada por ello que no puede parar. Andrés, al ver que las<br />

dos estamos bien, abraza a su mujer. Eric continúa a un metro de mí con gesto adusto. Noto<br />

la angustia por el susto en su mirada. Finalmente, para intentar quitar hierro al asunto, le<br />

doy un beso.<br />

—Tranquilo. No ha sido nada. Sólo unos idiotas que querían que yo les zumbase.<br />

—Monta en el coche, Jud —exige Eric de pronto.<br />

—¡¿Cómo?!<br />

Le quita las llaves de la mano a Frida, frenético.<br />

—Me vas a decir quiénes han sido esos hijos de su madre y se las van a ver<br />

conmigo.<br />

Andrés y Frida se colocan rápidamente a su lado. Andrés le quita las llaves y Frida<br />

dice:<br />

—¿Se puede saber adónde vas?<br />

—A darles su merecido a esos tipos. Dame las llaves, Andrés.<br />

Eric respira con dificultad. Sus ojos están furiosos.<br />

—Maldita sea, Eric —digo, dispuesta a que olvide esa tontería—. No ha pasado<br />

nada. ¿Qué quieres? ¿<strong>Que</strong> realmente pase algo que luego tengamos que lamentar?<br />

Mi grito hace que me mire. De un portazo cierra la puerta del coche, camina hacia<br />

mí y mientras pasa su mano por mi cintura, murmura:<br />

—¿Estás bien?<br />

—Sí… tranquilo. Sólo necesito agua oxigenada para limpiarme los raspones y hielo<br />

para la hinchazón.<br />

—Dios, pequeña… —murmura posando su frente contra la mía—. Te podía haber<br />

pasado algo…<br />

—Eric… no ha pasado nada. Es más, tenías que haber visto cómo han quedado esos<br />

tipos. —Y, mientras Frida y Andrés entran en casa, añado—: <strong>Lo</strong>s he machacado.<br />

Me abraza. Me aprieta contra él y mete su cara en mi cuello. Durante unos minutos<br />

permanecemos así.<br />

—Recuerda lo que te dije: campeona de kárate.<br />

Noto que sonríe y cómo sus músculos se relajan. Finalmente me da un dulce beso

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!