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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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Ciertos retrasos menstruales, cuyas causas psíquicas<br />

nunca fueron discutidas por los médicos, constituyen una somatización<br />

menor. Es un hecho bien conocido que la mujer<br />

soltera, en su temor al embarazo, su búsqueda de castigo y,<br />

finalmente, también por su deseo rechazado de maternidad,<br />

sufre con mucha frecuencia de retrasos menstruales. Se cree<br />

encinta, se desespera, busca angustiada cualquier solución,<br />

hasta que, con la aparición de la regla, se tranquiliza instantáneamente,<br />

para sufrir la misma tragedia al mes siguiente.<br />

En la mujer estéril deseosa de un hijo se pueden observar<br />

los mismos retrasos menstruales por motivos aparentemente<br />

opuestos. Al igual que la mujer soltera, comienza a observarse<br />

y sentir síntomas de embarazo antes de la fecha<br />

menstrual. Está segura de haber logrado esta vez lo anhelado<br />

cuando aún sólo lleva unos pocos días de retraso. Se autoobserva<br />

y se cuida continuamente, fantaseando con su hijo,<br />

hasta que, generalmente entre los ocho y quince días de retraso,<br />

aparece la menstruación, destruyendo súbitamente todas<br />

las ilusiones. Ambas mujeres expresan a través del mismo<br />

síntoma somático -el atraso menstrual-, pero por un estado<br />

psicológico aparentemente opuesto, el mismo conflicto: su<br />

posición ambivalente frente a la maternidad y su deseo de un<br />

hijo, que, por una u otra causa, no se sienten con derecho a<br />

tener. El retraso menstrual es una expresión somática de su<br />

fantasía frustrada de maternidad.<br />

En raros casos esta fantasía toma contornos aparentemente<br />

más reales.<br />

Me refiero al cuadro de seudociesis o falso embarazo,<br />

donde la menstruación desaparece y la mujer toma el aspecto<br />

de embarazada y tiene ciertos síntomas aparentemente inequívocos,<br />

como ser movimientos abdominales que parecen<br />

fetales, sin que exista un embarazo.<br />

En esta forma hace una transacción imaginaria entre su<br />

deseo de tener un hijo y su incapacidad de alcanzar la mater-<br />

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nidad, basada en causas reales, psicológicas o psicosomáticas.<br />

En un intento de negar tal incapacidad se tiende así<br />

misma y a los demás una trampa, está aparentemente segura<br />

de esperar un hijo, logrando transformar su cuerpo hasta tal<br />

punto que convence también a los demás, y a menudo hasta<br />

a su médico partero. Para que podamos estudiar este trastorno<br />

expondré un caso <strong>cl</strong>ínico tratado y publicado por Ruth<br />

Moulton (ver Ind. Bibl.).<br />

Se trata de Winifred N., soltera, de diecisiete años, hija<br />

de una familia numerosa y muy católica, perteneciente a la<br />

<strong>cl</strong>ase obrera. Se presenta en el hospital para dar a luz. Sin<br />

embargo, a pesar de su abdomen grande y prominente, en el<br />

cual se observan ciertos movimientos de tipo espasmódico, el<br />

médico de guardia diagnostica de inmediato un falso embarazo.<br />

Ruth Moulton hace la interesante observación de que únicamente<br />

mujeres que ya han tenido hijos o que estén muy<br />

familiarizadas con los procesos biológicos de la maternidad<br />

son capaces de producir con gran realismo todos los síntomas<br />

exteriores de embarazo, tales como la pigmentación de<br />

los pezones, la hinchazón de los senos, etc. Winifred no tenía<br />

ninguna experiencia personal al respecto, pero había visto a<br />

su madre y a sus hermanas mayores embarazadas. Las veía<br />

con el vientre abultado y estaba acostumbrada a oír sus quejas<br />

sobre náuseas y dolores lumbares. Entonces copió estos<br />

síntomas en su simulacro de maternidad, pero lógicamente<br />

no podía imitar lo que era desconocido para ella. Dos días<br />

después de su admisión en el hospital, Winifred sintió intensos<br />

dolores abdominales, interpretándolos como trabajo de<br />

parto. Duraron algunas horas y fueron seguidos por una hemorragia<br />

vaginal. Unos días después la Dra.<br />

Moulton se encargó de tratarla psicoterapéuticamente,<br />

reuniendo datos que presentaré en forma muy resumida.<br />

Winifred había tenido una infancia difícil. Sin embargo,<br />

parecía bien adaptada a su medio ambiente. Desde muy pe-<br />

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