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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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económico total, habla más bien en contra de la acepción corriente<br />

de esta palabra. Además, la enferma estaba durante la<br />

última parte de su embarazo muy angustiada y segura de que<br />

moriría en el parto. Cuando se enteró que había dado a luz<br />

un niño muerto, se reprochaba en forma compulsiva ser la<br />

culpable de la muerte del niño por no haberse cuidado en<br />

forma debida. También este desenlace y su reacción son indicios<br />

de problemas neuróticos, seguramente en relación con<br />

la muerte de la madre de la enferma. Sin embargo, los autores<br />

<strong>cl</strong>asificaron en forma debida a las pacientes. Ellos mismos<br />

dicen que las mujeres provenían de hogares muy pobres e<br />

inestables y que la gran mayoría estaba viviendo -en parte<br />

también por la guerra- en condiciones sumamente precarias.<br />

Es decir, entre este material de enfermas, ellos denominaron<br />

como "estables" a las que reaccionaron mejor frente a su maternidad<br />

y a sus múltiples dificultades internas y externas.<br />

Hay que juzgar los términos de embarazo y parto fácil en la<br />

misma forma. Entre las mujeres que tuvieron embarazos "fáciles"<br />

muchas vomitaban, casi todas padecían de náuseas,<br />

muchas sufrían cerca del final del embarazo de pesadillas, de<br />

tobillos hinchados, etc. Todos temían tanto por su salud como<br />

por la del niño. Los partos eran "fáciles" si no excedían en<br />

muchas horas y las mujeres se mostraban "bien dispuestas"<br />

si no se quejaban demasiado. Todas recibían analgésicos.<br />

Evidentemente, los embarazos y partos eran "normales" en<br />

relación con lo observable entre estas veintisiete pacientes en<br />

especial, y con lo que los autores, en general, estaban acostumbrados.<br />

Pero si tomamos en cuenta embarazos prácticamente<br />

exentos de trastornos y partos libres de dolores, aunque<br />

en nuestra sociedad eran, hasta hace poco una excepción,<br />

comprobaremos que el concepto de normalidad aquí<br />

expuesto es muy relativo y dependiente de múltiples factores<br />

complejos.<br />

Los autores encontraron que la combinación de factores<br />

económicos desfavorables con una vida marital desgraciada<br />

327<br />

actuaba siempre en contra de las tendencias positivas hacia<br />

la maternidad. Generalmente, las mujeres que desearon un<br />

niño eran emocionalmente maduras y de estructura psicológica<br />

estable, mientras que los individuos inestables tomaron<br />

una actitud ambivalente frente al embarazo o lo rechazaron<br />

totalmente. En los casos en que la madre, hermanas o amigas<br />

habían descrito embarazo y parto como una experiencia<br />

feliz y satisfactoria, la mujer esperaba lo mismo para ella, y a<br />

menudo ocurría efectivamente así. Finalmente, en todas las<br />

mujeres se encontraron temores y angustias relacionados<br />

tanto con el embarazo como con el parto. La ansiedad se<br />

centraba en el feto o en la embarazada, desplazándose a<br />

menudo de uno a otra.<br />

Ya vimos que la angustia al principio del embarazo se<br />

basa en un sentimiento de culpa de haber robado el niño a la<br />

madre y en el temor a su venganza. Éste se ve reforzado por<br />

la persistencia en el inconsciente de la fantasía de haberle<br />

prohibido embarazarse, por haberle envidiado su capacidad<br />

creadora y por haberla odiado si la realizaba. Por eso se<br />

vuelve peligroso tomar su lugar y exponerse a su odio. Además,<br />

al transformarse la niña en madre, el feto toma su papel<br />

y se vuelve peligroso al adquirir su propia voracidad y su<br />

"monstruosidad" instintiva. Todas estas situaciones psicológicas<br />

persisten durante el embarazo, pero madre y feto llegan a<br />

una mayor adaptación a medida que éste prosigue y se va intensificando<br />

su unión. La mujer que al principio de su embarazo<br />

dudaba, por sus temores y por la experiencia del fracaso<br />

de sus fantasías maternales en su infancia, de si jamás podría<br />

tener un hijo, empieza a sentirlo ya no como posible<br />

promesa sino como realidad, cuando comienza a percibir sus<br />

movimientos.<br />

Muchas mujeres sostienen no haberse sentido nunca en<br />

su vida tan felices y serenas como en la segunda mitad de su<br />

embarazo.<br />

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