Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl
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pene o una profesión -para conseguir el cariño materno- o de<br />
ser madre -para conquistar a su madre, identificándose con<br />
ella- se mantenían vivos dentro de ella. Consiguió convencer<br />
a su marido de que adoptasen una criatura. Él aceptó, pero<br />
ella fracasó lamentablemente en su intento de maternidad.<br />
Fue este fracaso lo que la llevó finalmente al análisis.<br />
Antes de intentar la comprensión de la esterilidad de Silvia,<br />
debemos analizar los dos síntomas que la provocaron orgánicamente:<br />
la inapetencia crónica y el trastorno glandular.<br />
Edith Jacobson vio en la falta de apetito de su enferma<br />
un autocastigo por su envidia oral. Surgió por primera vez<br />
cuando quería estudiar, robando en esta forma el pan a su<br />
familia por no contribuir a su sostén con un trabajo remunerado.<br />
Le servía, además, para reprimir sus deseos sexuales,<br />
que para su inconsciente significaban deseos de comer algo<br />
prohibido. Por otra parte, su inapetencia la satisfacía también.<br />
Silvia no se atrevía a acusar a su madre por haberla alimentado<br />
mal. Pero su mismo aspecto físico lamentable era una<br />
acusación visible para todos. Finalmente, su cuerpo, delgado,<br />
sin formas, parecido al de un adolescente, correspondía a<br />
una realización parcial de su deseo de ser varón. Este mismo<br />
deseo se expresaba a través de su otro síntoma, la amenorrea,<br />
cuyas causas psicológicas eran múltiples. Silvia había<br />
envidiado y odiado a su madre embarazada, le había deseado<br />
la muerte.<br />
Creció y se hizo mujer. Cuando ella misma estaba enamorada<br />
y ansiosa de un hijo, temía el castigo por aquellos<br />
deseos de muerte. La salida ingeniosa que encontró a este<br />
conflicto angustiante fue su amenorrea. Ésta significaba tanto<br />
escapar de su femineidad como realizar imaginativamente<br />
sus deseos de embarazo. Además, no tener la menstruación<br />
era ser como los hombres.<br />
Más tarde, durante su matrimonio, surgieron deseos más<br />
regresivos. Ya renunciaba a su seudovirilidad. Entonces utili-<br />
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zó la amenorrea como la inapetencia y todo su estado físico<br />
precario para poder ser una niña pequeña y mimada por el<br />
esposo-madre.<br />
Silvia quedó encinta a los ocho meses de tratamiento,<br />
con el cual continuó hasta poco tiempo antes de su parto.<br />
Según Edith Jacobson, se había modificado lo suficiente como<br />
para lograr el embarazo y, en lo general, una mejor salud<br />
física y psíquica, pero distaba mucho aún de obtener una curación<br />
completa de sus neurosis.<br />
Sin embargo, era tan feliz con su hija que no quiso reanudar<br />
el tratamiento.<br />
La persistencia de sus conflictos básicos pronto se manifestó<br />
de nuevo a través de síntomas orgánicos. El parto fue<br />
fácil, pero la lactancia tuvo que interrumpirse pronto por una<br />
mastitis. La menstruación apareció en fecha normal luego del<br />
parto -la primera en muchos años- y desde entonces ambos<br />
esposos tomaron medidas anticonceptivas, a pesar de las<br />
cuales pronto quedó embarazada otra vez. Silvia se sometió<br />
a un raspaje e intensificó después sus cuidados preventivos,<br />
con el único resultado de un nuevo embarazo. Después de<br />
otro raspaje, quiso recurrir a una esterilización quirúrgica para<br />
evitar definitivamente futuros embarazos. Desistió después de<br />
una conversación acerca de ello con su analista.<br />
Edith Jacobson llama la atención sobre esta evolución<br />
sorprendente del cuadro endocrino de su enferma, que es<br />
una demostración evidente del grado de influencia de los factores<br />
psicógenos sobre los procesos hormonales. El análisis<br />
había transformado a una estéril en una mujer hiperfértil. Esto<br />
pudo ocurrir porque no se habían solucionado los conflictos<br />
básicos de la enferma. Éstos -su envidia a la madre, que tiene<br />
muchos hijos, y su tendencia a castigarse por esta envidia-<br />
, la llevaron a lo que Helene Deutsch llama "concepción compulsiva",<br />
es decir, en este caso, a embarazarse y castigarse<br />
cada vez con un raspaje, torturándose hasta decidirse a re-<br />
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