Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl
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que ambas se siente solas y angustiadas en este trance. No<br />
importa que el apoyo del medio ambiente se exprese a través<br />
de hechicerías o por la presencia de un especialista partero<br />
importante. Lo esencial es que la mujer no se sienta abandonada<br />
e incomprendida en su angustia.<br />
Margaret Mead interpreta la interrupción del trabajo de<br />
parto de la joven Tchambuli como agresión contra su marido<br />
y su tía y como un intento de darse importancia. Sin embargo,<br />
la joven estaba angustiada y se sentía sola. Tal vez no se<br />
atrevió a seguir con el parto en esas circunstancias y tuvo<br />
que interrumpirlo hasta lograr, por esta misma interrupción,<br />
despertar bastante preocupación en su ambiente para que<br />
colaborasen con ella y no la abandonasen más a su trance<br />
difícil, a merced de sus terroríficas imágenes interiores.<br />
Pero volvamos a la teoría del doctor Read. Sostiene,<br />
pues, que el miedo causa tensión muscular y que ésta, dificultando<br />
el trabajo de expulsión del útero, causa el dolor. Intenta<br />
eliminar el miedo explicando a la mujer qué está pasando en<br />
su cuerpo durante el embarazo y parto. O, hablando en términos<br />
psicoanalíticos, intenta oponer a la realidad psíquica,<br />
basada en angustias irracionales y representaciones sexuales<br />
infantiles sobre la concepción, el embarazo y el parto, una<br />
realidad exterior, buena, tranquilizadora y racional. El exponente<br />
de esta realidad es el médico y la partera, que asisten<br />
desde el primer momento a la parturienta, dándole las indicaciones<br />
adecuadas para que sepa colaborar durante el parto.<br />
En los últimos quince años la escuela reflexológica (Pavlov)<br />
de preparación psicoprofiláctica del parto ha tomado un<br />
auge enorme. Ocurre esto no solamente en las naciones socialistas,<br />
sino también en Francia, la Argentina y otros países.<br />
La teoría de los reflexólogos es distinta de la de Read (ver<br />
Bauer, l. c.). El dolor del parto existe para ellos objetivamente,<br />
pero puede ser inhibido por medios psicológicos. Difiere también<br />
en parte de su práctica: sustituyen, por ejemplo, el rela-<br />
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jamiento de la última fase de dilatación por la respiración jadeante<br />
de la parturienta. Sin embargo, ambos métodos tienen<br />
mucho en común. Usan el es<strong>cl</strong>arecimiento previo de los procesos<br />
fisiológicos, cuya utilidad, aunque relativa, ya nos es<br />
concida por otros temas de este libro.<br />
Insisten en la necesidad de modificar en la embarazada<br />
el concepto característico de nuestra sociedad de que el parto<br />
"debe" doler. Enseñan durante el embarazo a la futura parturienta<br />
los ejercicios que le permitirán colaborar adecuadamente<br />
durante el parto y establecen, a través de las <strong>cl</strong>ases<br />
dictadas regularmente, un firme contacto previo al parto entre<br />
la mujer y quien la atenderá en el trance.<br />
Ambas escuelas dan resultados excelentes, siempre que<br />
sus representantes no conviertan su sistema en una nueva<br />
rutina que ya no permita a la mujer la expresión individual de<br />
sus sentimientos y aun dolores que acompañan a su parto.<br />
¿Cómo podemos explicarnos estos resultados obtenidos<br />
por métodos tan sencillos? Creemos que la mayor parte del<br />
éxito ya está dada por el nuevo enfoque que fue expresado<br />
por la enferma del doctor Read al preguntar: "¿No tenía por<br />
qué doler, verdad, doctor?" Según la Biblia, los dolores del<br />
parto son el castigo que la mujer debe sufrir por haber cometido<br />
el pecado original. La Biblia expresa en esta forma algo<br />
que es realidad psíquica, tanto para la mujer creyente como<br />
para la atea: que su hijo es el fruto de un pecado y darlo a luz<br />
la hace merecedora de castigo. El partero que la asiste, admitiendo<br />
el hecho "inevitable" del dolor, pero intentando mitigarlo<br />
por analgésicos y anestésicos, significa para el inconsciente<br />
de la parturienta un cómplice que la ayuda a eludir el justo<br />
castigo. El médico que sostiene que el dolor del parto no corresponde<br />
a las intenciones de la naturaleza, sino que es<br />
consecuencia de errores de su medio ambiente, absuelve a la<br />
mujer del pecado original. ¿Pero cómo lo logra? En primer<br />
término, la angustia experimentada generalmente durante el<br />
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