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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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Ya dije que los conflictos infantiles, que llega a su culminación<br />

con la situación edípica, se calman y quedan reprimidos<br />

por un tiempo -el período de latencia, rico en sublimación-<br />

para reaparecer en la pubertad. Cuando la menarquía<br />

se presentó a Isabel ésta estaba reviviendo la época de sus<br />

cuatro años. Surgía en su inconsciente el amor por su hermano<br />

y el deseo de tener un hijo. Se ahorraba así, aparentemente,<br />

un grave conflicto con su madre. Al querer a su hermano<br />

no entraba en competencia con ella, sino con la despreciada<br />

abuela. Así había solucionado su conflicto incestuoso<br />

en la infancia. Sin embargo, ahora, en su pubertad, también<br />

su amor a su hermano se convertía en algo peligroso.<br />

Todos sus deseos eran, por supuesto, de carácter inconsciente.<br />

Pero lo que los volvía angustiantes era el hecho<br />

biológico de su menarquía, acompañado de la convicción de<br />

que como ella ya era mujer, esos deseos, hasta entonces fantásticos,<br />

se habían vuelto realizables. Cuando su madre reaccionó<br />

con asco y crítica frente a las cucarachas que se alimentan<br />

de excrementos pero se parecían a su querido saltón,<br />

Isabel lo experimentó como si su madre la condenara, como<br />

si le hubiera dicho: "El hijo que pretendes tener es una asquerosidad,<br />

una inmundicia". Además, esta vez ya no era la<br />

abuela despreciada quien criticaba su vinculación con su<br />

hermano, sino su madre, necesitada y querida ambivalentemente<br />

por ella. Se angustió y se produjo su fobia. Evitar las<br />

cucarachas significaba no tener un hijo incestuoso. La fobia<br />

significaba para su inconsciente una advertencia de su madre.<br />

Como si le dijera: "Acuérdate que no debes tener un hijo<br />

con tu hermano". En el sueño relatado antes aprecían dos<br />

cucarachas empaladas. Es decir, las cucarachas simbolizaban<br />

a ella y a su hermano en la suciedad de sus juegos<br />

sexuales infantiles y repelentes para su madre. La tercera<br />

cucaracha, hecha de excremento, correspondía a la idea de<br />

Isabel sobre maternidad y nacimiento, cuando el hermano le<br />

regaló el saltón. Además, al excremento estaba ligado el re-<br />

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chazo de su madre frente a las cucarachas y las cosas sucias<br />

en general. Más tarde, cuando se casó, su marido significó<br />

para su inconsciente un representante de su amado hermano.<br />

En muchos de sus sueños se confundían las dos figuras. En<br />

su país natal, cerca de su madre, ni se animaba a tener hijos.<br />

Llegada a Buenos Aires empezó a familiarizarse con esta<br />

idea. Consecuentemente, la fobia, expresión de la prohibición<br />

materna, se intensificó. Su esterilidad pasajera expresaba su<br />

sometimiento a la madre severa de su infancia. Logró vencerla<br />

parcialmente, concibiendo.<br />

Pero la coexistencia de su fobia con el embarazo era un<br />

indicio de que su conflicto con la madre no se había solucionado.<br />

Es decir, la prohibición materna, que le había causado,<br />

en el plano psicológico, una fobia, originó en el plano somático<br />

primeramente una esterilidad pasajera y después otros<br />

trastornos, de los cuales hablaré más adelante. Durante los<br />

primeros meses de su análisis tratamos principalmente todos<br />

los conflictos que la posibilidad y más tarde la realización del<br />

embarazo le producía frente a sus padres y representantes<br />

paternos. Para su inconsciente yo representé a su madre.<br />

Mediante la interpretación tolerante de sus conflictos infantiles<br />

me convertí poco a poco en una madre que le permitía<br />

la maternidad, que le devolvía el saltón. Por eso al nacer<br />

un hijo sano, con mi autorización, podría decirse, desapareció<br />

la fobia, sin que ella siquiera se diera cuenta de ello.<br />

Es un fenómeno frecuente, que veremos también en<br />

otros historiales presentados aquí, el que desaparezcan síntomas<br />

sin ser interpretados plenamente y hasta, a veces, sin<br />

que el enfermo se dé <strong>cl</strong>aramente cuenta del momento de su<br />

desaparición. Esto ocurre porque, desaparecido el conflicto<br />

en la situación transferencial el síntoma neurótico correspondiente<br />

pierde su razón de ser. La analizada sólo empezó a<br />

ocuparse nuevamente de su fobia, analizándola y verificando<br />

con cierta compulsión si realmente había desaparecido,<br />

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