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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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genitales y al ver el logro de la maternidad como algo lejano.<br />

Sostiene, en contraposición con Freud, que las tendencias<br />

receptivas femeninas la llevan a una mayor introyección de<br />

sus padres, es decir, a un superyó o conciencia moral más<br />

intenso que el del varón. Además, la inseguridad frente a su<br />

interior y la necesidad de dominar sus contenidos malos la<br />

llevan a desarrollar un agudo poder de observación y visión<br />

psicológicas junto con un cierto arte e in<strong>cl</strong>inación hacia el engaño<br />

y la intriga. Su mayor dependencia de su superyó la<br />

obliga a ser altruista y dispuesta a sacrificios. Sus temores de<br />

haber dañado el interior del cuerpo materno y de haber sido<br />

castigada en la misma forma, la llevan a tratar de dar a luz<br />

hijos hermosos y alimentarlos, sea en realidad o en forma de<br />

sublimaciones. Dejo aquí mi exposición teórica, a sabiendas<br />

de haber expuesto solamente parte de los resultados científicos<br />

del psicoanálisis al respecto y de no haber logrado hacer<br />

más que parcialmente una exposición sencilla y bien comprensible.<br />

Me justifica la complejidad del tema y el hecho de<br />

que no se puede llegar a una comprensión profunda del psicoanálisis<br />

sin haber pasado por la experiencia personal del<br />

conocimiento del propio inconsciente.<br />

Para finalizar, algunas palabras sobre mi concepto personal<br />

respecto de las distintas teorías sobre el desarrollo psicosexual<br />

de la mujer. Si he destacado en este capítulo y los<br />

anteriores los "errores falocéntricos" de Freud y los puntos en<br />

los cuales no estoy de acuerdo con su teoría, apoyándome en<br />

los resultados de la investigación de sus discípulos y en lo<br />

visto personalmente, me siento adoptando un papel algo pretencioso<br />

y mezquino. Criticar a Freud en un aspecto de sus<br />

teorías, pese a todo, secundario, utilizando como arma los<br />

métodos de investigación elaborados ex<strong>cl</strong>usivamente por él y<br />

basándose en los resultados científicos de cincuenta años de<br />

existencia del psicoanálisis, no hace meritoria la pretensión<br />

de ver algunas cosas en forma más acertada que él. Sin embargo,<br />

el mismo Freud nos ha animado a esta crítica por la<br />

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forma en que siempre favoreció cualquier enfoque nuevo,<br />

alentando a sus discípulos a no respetar nunca nada sino<br />

cuando se puede considerarlo al margen de cualquier duda y<br />

discusión.<br />

En "El psicoanálisis y la teoría de la libido" (véase Ind.<br />

Bibl.), refiriéndose al carácter del psicoanálisis como ciencia<br />

empírica, dice que no se trata de un sistema como los filosóficos,<br />

que partiendo de ciertos conceptos fundamentales precisamente<br />

definidos pretenda aprehender con ellos la totalidad<br />

del universo, y una vez con<strong>cl</strong>uido lo cierra definitivamente a<br />

nuevos hallazgos y conocimientos. Se atiene más bien a los<br />

hechos de su campo de acción; intenta resolver los problemas<br />

más inmediatos de la observación; tantea sin dejar el<br />

apoyo de la experiencia; se considera siempre incon<strong>cl</strong>uso y<br />

está siempre dispuesto a rectificar o sustituir sus teorías.<br />

Admite también, como la física o la química, que ciertos<br />

conceptos sean oscuros y algunas hipótesis provisionales, y<br />

espera de una futura labor una más precisa determinación de<br />

los mismos.<br />

Por otra parte, a menudo se puede observar en primer<br />

plano en los tratamientos psicoanalíticos de mujeres su envidia<br />

del pene, su sentirse castradas y su actitud masculina.<br />

Pero esta actitud ya es defensa contra angustias más profundas<br />

de ser destruidas en su feminidad. Veremos como la<br />

comprensión de dos fantasías diferentes de castración nos<br />

serán útiles para el entendimiento de los trastornos psicosomáticos<br />

de la mujer y cómo ambos suelen aparecer en una<br />

misma reacción o en un mismo síntoma. Por ejemplo, la reacción<br />

de la niña a la primer menstruación representa a menudo<br />

una mez<strong>cl</strong>a curiosa de humillación, rechazo y alegría<br />

desafiante. La humillación corresponde a la pérdida de sus<br />

supuesta virilidad, a su "castración", mientras que la alegría<br />

es consecuencia del alivio que experimenta al comprobar su<br />

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