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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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dres. En su análisis empezó a preocuparse por este problema,<br />

y pronto se decidió a tener un hijo.<br />

El embarazo no se produjo en seguida, sino que se presentó<br />

una de esas esterilidades pasajeras, tan frecuentes,<br />

que suelen interpretarse como períodos seguidos sin ovulación,<br />

sin que los ginecólogos se preocupen en comprender<br />

los factores psicológicos determinantes. Expondré más adelante<br />

lo que pude con<strong>cl</strong>uir como causa de la dificultad de Isabel<br />

(pág. 144). En la época que describo, la fobia se había intensificado.<br />

Le interpreté que posiblemente el saltón haya representado<br />

para su inconsciente un hijo de ella y de su hermano,<br />

y que ella haya vivido la prohibición de su abuela de<br />

jugar con su hermano como una prohibición de algo sexual y<br />

la muerte del saltón como el castigo correspondiente. Isabel<br />

rechazó esta interpretación. Alegó que nunca había querido a<br />

su abuela y que, aparte de la rabia impotente que le había<br />

producido la muerte del saltón, no solía dar importancia a las<br />

actitudes de su abuela. Finalmente, Isabel quedó embarazada.<br />

La fobia continuó durante su embarazo. El parto ocurrió<br />

en otoño. En esta época empezó a olvidarse de las cucarachas,<br />

lo que le resultó fácil debido a que desaparecieron con<br />

la llegada de la estación fría. Unos meses después del parto<br />

se le ocurrió súbitamente analizar el significado de su fobia.<br />

Se acordó de mi interpretación, que esta vez hizo surgir en<br />

ella un recuerdo olvidado. A los trece años, cuando se habían<br />

mudado a la otra casa, su madre manifestó gran asco frene a<br />

las cucarachas que allí había, diciendo que se trataba de bichos<br />

inmundos que se alimentaban de excrementos. Ahí empezó<br />

la fobia. Después de haber surgido este recuerdo, se le<br />

ocurrió a la enferma que ya no tendría más temor o asco a las<br />

cucarachas. Pocos días después pudo verificar esta suposición:<br />

la fobia había desaparecido. Lo mencionó en su análisis,<br />

sin contarme mayores detalles. Pocos días después notó que<br />

su actitud frente a las cucarachas había cambiado nuevamente.<br />

139<br />

Cuando veía alguna, la observaba atentamente para<br />

cerciorarse que de veras no le causaba asco ni miedo.<br />

Tuvo un sueño, parte del cual expondré. Veía dos cucarachas,<br />

empaladas en escarbadientes. Entonces se acordó<br />

que de niña le gustaba mucho salir a juntar castañas con su<br />

hermano, quien le había enseñado a hacer lindos muñecos<br />

con ellas, uniéndolas con palitos.<br />

Las cucarachas empaladas del sueño representaban<br />

tanto a los dos niños que jugaban con castañas, como a esos<br />

muñecos, hijos fantásticos de ella con su hermano. En el<br />

mismo sueño apreció otra cucaracha, de un aspecto raro.<br />

Se parecía más a un trozo de excremento que a un insecto.<br />

Isabel asoció con esto la teoría sexual infantil de que el<br />

niño se forma dentro de la madre para salir como un excremento.<br />

Sólo entonces me contó la conversación tenida con su<br />

madre después de la mudanza a la casa de las cucarachas, y<br />

que ésta había relacionado a estos insectos con excrementos,<br />

expresando viva repugnancia. Así se pudo reconstruir el<br />

origen de su fobia: cuando la abuela mató su saltón la niña<br />

tenía cuatro años y estaba en plena situación edípica, es decir,<br />

rivalizaba con su madre y pretendía el amor de su padre.<br />

Pero como su padre era un hombre severo, que más bien la<br />

angustiaba, ella buscó y encontró un sustituto paterno en su<br />

hermano, siete años mayor que ella y muy cariñoso y comprensivo.<br />

Así había sustituido a su padre como objeto de<br />

amor y admiración infantil. Cuando la abuela, celosa del amor<br />

de su nieto preferido, protestaba contar la amistad de los dos<br />

niños, Isabel sentía indignación. La sintió todavía con más intensidad<br />

cuando mató al saltón, tiernamente amado como regalo<br />

de su hermano. Pero no se produjo ningún síntoma neurótico<br />

porque despreciaba a su abuela y no necesitaba de su<br />

cariño. en la pubertad la situación se presentó en forma distinta.<br />

140

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