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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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madre dio a luz, la gata joven se interesó mucho por sus<br />

hermanastros, se apegó a la madre y varias veces logró ocupar<br />

el lugar de la cría, mamando de la madre. Unos días después,<br />

Cuando ella dio a luz a su vez, no mostró ningún interés<br />

por su propia cría y la abandonó completamente, negándose<br />

a amamantar o a calentar a sus cachorros. Cuando no<br />

estaba la madre y trataba de mamar, se paseaba, coqueta y<br />

despreocupadamente, por el jardín.<br />

A pesar de los esfuerzos de sus dueños, murieron todos<br />

los cachorros.<br />

Simultáneamente con el deseo pasivo de ser amamantada<br />

puede coexistir el deseo activo de criar, situación que se<br />

manifestó en la fantasía infantil de Ana. Tenía siete u ocho<br />

años cuando observó cómo una tía suya daba el pecho a su<br />

bebé, quedando muy impresionada por lo que había visto.<br />

Concibió varias fantasías, una de las cuales recordó en<br />

el análisis: Una madre y su hija se han perdido en el Sahara;<br />

están a punto de morir de sed y rezan para que se produzca<br />

un milagro; éste ocurre, efectivamente, pues los senos de<br />

ambas mujeres se llenan de leche y pueden amamantarse<br />

mutuamente y salvar así su vida. En esta fantasía Ana intenta<br />

superar su propio trauma del destete. Éste, simbolizado por el<br />

Sahara, lugar desprovisto de todo líquido. Ana experimentó<br />

su desamparo frente al destete como estar a punto de morir<br />

de sed. Fantaseaba que su madre seguirá dándole leche,<br />

siempre que ella le ofrezca la suya propia en compensación.<br />

Siendo ya una persona adulta, persistía aún en su inconsciente<br />

el deseo de recibir esta recompensa. Fijada a su propio<br />

destete, encontraba dificultades en la lactancia de sus hijos.<br />

Tenía poca leche, es decir, en contraste con su fantasía infantil<br />

compensatoria, dejaba "morir de sed" a sus hijos.<br />

Sin embargo, la persistencia de los propios deseos orales<br />

también puede facilitar la lactancia si la madre logra identificarse<br />

con el lactante y superar así las frustraciones sufridas.<br />

353<br />

Fracasa en esta identificación si el mamar retuvo o adquirió<br />

para ella un carácter francamente erótico, es decir, homosexual<br />

e incestuoso, como ocurrió en Ana inconscientemente<br />

o en Berta con toda conciencia. Los conceptos de homosexual,<br />

sucio y animal, muchas veces son idénticos para el<br />

inconsciente, y precisamente las mujeres que pretenden no<br />

poder amamantar suelen rechazar esta función por considerarla<br />

animal e indecorosa. Le niegan al niño una satisfacción<br />

que ellas mismas aún anhelan, pero no se toleran por su contenido<br />

erótico. Si en la mujer el deseo oral queda fijado completamente<br />

a la madre y es aceptado por el yo, lleva a determinado<br />

tipo de relaciones homosexuales, en las que toda actividad<br />

sexual se reduce a succiones mutuas de los senos, ya<br />

veces al cunilinguo, satisfaciendo así deseos activos y pasivos<br />

provenientes de la primera relación entre madre e hija. La<br />

fantasía de Ana sobre el milagro en el Sahara se basa en los<br />

mismos deseos.<br />

He expuesto, pues, cómo las ansias insatisfechas de ser<br />

niña y de mamar y el rechazo de este deseo como homosexual,<br />

pueden causar dificultades en la lactancia. Pero hay<br />

además una incapacidad de lactar por temor a las propias<br />

tendencias oral-sádicas, que están íntimamente ligadas a la<br />

insatisfacción oral mencionada. Mujeres que reaccionaron durante<br />

su primera infancia a la frustración materna con deseos<br />

intensos de morderla y destruir sus pechos, más tarde se castigan<br />

frecuentemente durante la lactancia de sus hijos, infligiéndose<br />

lo que quisieron infligir a su madre. Lo obtienen a<br />

través de las fisuras de los pezones, que dificultan la lactancia<br />

u obligan al destete. Pero estas fisuras no significan únicamente<br />

un castigo, sino al mismo tiempo una protección,<br />

porque permiten a la mujer evitar un contacto tan peligroso<br />

para su inconsciente. El lactante reacciona al pecho que le<br />

frustra con deseos de morder y destruirlo porque él mismo se<br />

siente mordido y destruido por el hambre que le provoca su<br />

madre. Es para él como si ella lo mordiera. Más tarde, el pro-<br />

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