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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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sías vengativas surgieron en Ana después de la prohibición<br />

de su madre de enterarse de cómo se procrean y nacen los<br />

hijos, interpretándolo como prohibición de ser madre, a lo que<br />

reaccionó fantaseando sobre cómo podría eliminarse a las<br />

madres del proceso de la procreación. Sin embargo, hay indicios<br />

de que ya anteriormente odiaba a su madre y la consideraba<br />

como mala. Aunque nunca Había sido castigada con<br />

brutalidad, durante años en sus juegos se torturaba a niños<br />

por delitos inexistentes. Ella se identificaba con el niño castigado,<br />

y el delito inexistente sustituía el delito real de su odio y<br />

de sus ataques inconscientes contra su madre. Cuando leyó<br />

en un diario que la madre que castigaba a su hija en presencia<br />

de hombres era una criminal, Ana se asustó: lo sintió como<br />

si se acusara a su propia madre de tratarla con violencia y<br />

sin cariño en presencia de su padre indiferente. Sin embargo,<br />

no se animó a justificar estas acusaciones contra su madre,<br />

porque se sintió culpable y merecedora de cualquier castigo<br />

por su odio. Ana, pues, odiaba a su madre y quería destruirla.<br />

Pero la quería y la necesitaba: por ello no la acusaba sino<br />

que la tornaba masoquista, reprimiendo su odio. Así podía<br />

perdonar a su madre, gozando del castigo en lugar de temerlo.<br />

Pero, en su inconsciente, su odio a su madre o a las madres<br />

en general persistía a pesar de su masoquismo y de su<br />

amor, imposibilitando toda identificación. La raíz oral de su<br />

odio se ve en la forma misma en que en sus fantasías conscientes<br />

pretendía eliminar a la mujer.<br />

Veamos ahora la situación de Berta. Mientras que Ana<br />

fantasea con envenenar a las madres, Berta sueña que la<br />

araña-madre la mata sorbiéndole la sangre. En una etapa<br />

muy primitiva de su vida Ana debe haberse sentido envenenada<br />

por su madre y se vengaba envenenándola en sus fantasías.<br />

Berta debe haber sentido que su madre no la saciaba,<br />

que no la alimentaba bien, que el hambre la vaciaba. Por eso<br />

debe haber deseado sorber y vaciar ella totalmente a su madre.<br />

Como castigo, la madre la succionaba en sus pesadillas.<br />

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Así llega ella a sentirse vacía por dentro. Conscientemente,<br />

no quiere ser mujer; inconscientemente, teme no poder serlo.<br />

Por eso no puede identificarse con su madre, que siempre está<br />

llena de hijos. Además, teme la identificación con ella, objeto<br />

odiado y despreciado. Por eso se refugia en la homosexualidad.<br />

Pero también ésta trae peligros. Berta no puede colocarse<br />

en una actitud pasiva frente a la mujer, repitiendo en un<br />

plano erótico la relación madre-hija, porque se expone, precisamente,<br />

a revivir sus primeras experiencias con su madre, a<br />

todo lo temido: será otra vez víctima de una madre-araña,<br />

como en su pesadilla. Elige como defensa otra forma de<br />

homosexualidad, la virilización. Desea ser hombre, tener un<br />

pene, y se comporta como un caballero frente a la mujer<br />

amada. Sin embargo, la teme y la odia demasiado para exponerse<br />

al peligro de un contacto íntimo, que demostraría lo ilusorio<br />

de su defensa viril. Por eso, en su análisis, frente al peligro<br />

de un enamoramiento homosexual con su analista, surge<br />

la situación primitiva y angustiante de su sueño, en que ella<br />

se convierte de nuevo en niña indefensa.<br />

Vemos, pues, que tanto Ana como Berta fracasan en su<br />

femineidad en la identificación con la madre. Esto ocurre por<br />

la persistencia de su odio oral y por su temor de haber sido<br />

destruidas como consiguiente castigo. Se quedan en esta posición<br />

porque les falta también la ayuda paterna. El padre de<br />

Ana es demasiado débil y pasivo para que ella se atreva a<br />

enfrentar a su madre como rival e in<strong>cl</strong>inarse en actitud femenina<br />

hacia él. El padre de Berta, por el contrario, es aparentemente<br />

demasiado fuerte y viril, desprecia a las mujeres,<br />

humilla a su esposa, y Berta teme acercarse a él en actitud<br />

femenina porque no quiere sufrir el destino de su madre. En<br />

ambos casos las niñas, al no lograr conquistar a su padre se<br />

identifican con él, adoptando una actitud varonil y exhibiendo<br />

su envidia del pene. Es decir, ambas niñas hubieran tal vez<br />

superado sus dificultades con su madre si el padre las hubie-<br />

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