Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl
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cuando él intentaba introducir el pene. Además, sufría de una<br />
depresión profunda y de hastío de vivir.<br />
Nada sabemos de la primera infancia de Gabriela. Pero<br />
puede deducirse de ciertos aspectos de su relación transferencial<br />
y de la imagen que transmitía de su madre, que la temía<br />
y la odiaba, en rebelión secreta. En su análisis, su deseo<br />
y fantasía de tener un pene se pusieron pronto en evidencia.<br />
Temía el coito como amenaza, en el sentido de castración<br />
masculina.<br />
Pero además presentó temores hipocondríacos que ya<br />
conocemos, como temor a la castración femenina. Temía por<br />
su femineidad, por el interior de su cuerpo. Decía que el marido<br />
puede desgarrar y destrozar a la mujer en el coito, y que<br />
ella lo rechazaba por temor de quedar enferma por el resto de<br />
su vida si se entregaba a él. En un sueño equiparaba la desfloración<br />
con la esterilización operatoria; el resto diurno provenía<br />
de una película antinazi, en la cual se amenazó con esterilizar<br />
a una joven como castigo por querer entregarse al<br />
enemigo.<br />
Para comprender cómo llegó Gabriela a temer castigos<br />
tan crueles si se iniciaba en la vida matrimonial, debemos conocer<br />
algunos datos de su historia. Era oriunda de un pueblo<br />
pequeño del interior del Brasil e hija menor de una familia<br />
numerosa y adinerada, pero primitiva y llena de prejuicios y<br />
supersticiones. De niña compartía el dormitorio de sus padres<br />
y más tarde dormía en una habitación contigua. Su madre era<br />
una mujer sumamente hipocondríaca. Solía rechazar violentamente<br />
a su esposo si éste se le acercaba. Gabriela se<br />
acordaba perfectamente de haber oído discusiones al respecto,<br />
y del horror que le inspiraban. Cercana a la menopausia,<br />
la madre desarrolló una paranoia de celos.<br />
Se negaba totalmente a su esposo, culpándolo de infidelidad<br />
y amenazando a sus supuestas queridas. A los diez<br />
años, y por voluntad expresa de la madre, la niña ingresó de<br />
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pupila en un colegio religioso sumamente estricto, especialmente<br />
en todo lo referente a lo sexual. Al principio Gabriela<br />
sufría mucho por la separación de sus padres y hermanos.<br />
Regresaba cada fin de semana a su casa, pero cada lunes<br />
experimentaba reiteradamente un intenso dolor ante la separación.<br />
A los doce años logró, a pesar de la estricta vigilancia<br />
de las monjas y de su madre, establecer un flirteo inocente<br />
con un muchacho. Cuando su madre se enteró la criticó violentamente,<br />
como si hubiera cometido un grave pecado.<br />
Tuve la impresión de que desde esa época empezó la virilización<br />
física de Gabriela. Como lo sexual estaba tan prohibido<br />
para la niña y como su madre se enojaba tanto porque<br />
ella se estaba transformando en mujer, hubo de virilizarse para<br />
no perder el cariño de su madre. A los catorce años dejó el<br />
colegio religioso para volver a su casa.<br />
Mientras tanto la situación entre sus padres había empeorado<br />
tanto que se separaron. Gabriela se quedó con su<br />
madre, extrañando mucho a su padre.<br />
La madre le reprochaba a menudo que se viera con su<br />
padre <strong>cl</strong>andestinamente y que siguiera queriéndolo. A los<br />
quince años se puso de novia. Su madre no estaba muy de<br />
acuerdo, pero no se oponía abiertamente porque el muchacho<br />
era un buen pretendiente. Sin embargo, aconsejó a Gabriela<br />
que haría mejor en no casarse, para no sufrir todo lo<br />
que ella había sufrido.<br />
La previno especialmente contra los sufrimientos de la<br />
maternidad. Gabriela se casó a los dieciséis años.<br />
Pero, sometida a su madre y a la prohibición de querer al<br />
padre, eligió un hombre muy distinto de éste. Su novio era un<br />
muchacho pasivo, tímido, muy joven y poco viril. Gabriela<br />
contó que durante la noche de bodas ella no se defendió mayormente,<br />
pero que él le propuso esperar unos días porque<br />
estaba nervioso y temía ser impotente. Al próximo intento de<br />
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