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Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl

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cuando sintió deseos de tener otro hijo. Me habló por primera<br />

vez de estos deseos en la misma sesión en que me contó el<br />

sueño de las cucarachas. El síntoma de observar muy bien a<br />

las cucarachas para asegurarse de que ya no les tenía miedo<br />

significaba, pues, cerciorarse de que el deseo de tener otro<br />

hijo no le estaba prohibido ni le producía angustia.<br />

Resumamos en pocas palabras. Isabel se había educado<br />

con un padre severo, que quería a toda costa hacer un varón<br />

de ella, y una madre rechazante que concedía femineidad<br />

únicamente a su hija mayor. Ésta trataba a su hermana menor<br />

con compasión humillante.<br />

La abuela la rechazaba totalmente.<br />

Su hermano la quería, pero esta amistad sucumbió a las<br />

prohibiciones familiares. Podía conseguir el cariño de su padre<br />

si renunciaba a su femineidad. No es extraño, así, que<br />

Isabel hubiera preferido ser varón (envidia al pene) y que la<br />

aparición inconfundible de su condición femenina, la menarquía,<br />

le causara angustias y conflictos. Éstos no se hicieron<br />

conscientes sino que apareció la fobia.<br />

Más tarde, casi en cada etapa de su vida procreativa, se<br />

presentaron diversos síntomas como derivativos de su conflicto<br />

no solucionado. No se atrevía a ser mujer porque de niña<br />

le estaba prohibido soñar con su maternidad futura.<br />

He descrito ya cómo la primera menstruación puede ser<br />

aceptada alegremente por la niña como la manifestación de<br />

su madurez y la promesa de su futura maternidad. Sin embargo,<br />

la reacción contraria es frecuente, y observamos en<br />

casi todo el material <strong>cl</strong>ínico expuesta aquí el efecto traumático<br />

de la menarquía y de la menstruación sobre la niña. Veamos,<br />

pues, por qué la menstruación tiene a menudo un carácter siniestro.<br />

Para comprender esto tratemos de imaginar lo que puede<br />

sentir una criatura cuando percibe el estado menstrual de<br />

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la madre u otra mujer, sea al descubrir unas manchas en las<br />

sábanas, o al encontrarse con bombachas manchadas con<br />

sangre, etc. Comprende que esta sangre sale del genital, es<br />

decir, de un órgano capaz de dar mucho placer, pero que, por<br />

el carácter prohibitivo de este último, es centro de muchas<br />

ansiedades. Además, viendo la sangre, evidentemente la<br />

criatura pensará que proviene de una herida. El varón la verá<br />

como una herida externa y lo relacionará con la falta de pene<br />

del genital femenino y fantaseará con una castración sufrida,<br />

que deja una herida sangrante. La niña se dará cuenta de<br />

que la sangre sale del interior del cuerpo. Entonces considerará<br />

la herida también como algo interno y pensará que algo<br />

dentro del cuerpo de la mujer está lastimado. Dentro del<br />

cuerpo femenino crecen los hijos. Entonces, la hemorragia<br />

sería indicio de que estos futuros hijos han sido dañados y se<br />

están desangrando paulatinamente (Helene Deutsch, Melanie<br />

Klein, l. c., véase Ind. Bibl.).<br />

Existe siempre, pues, la idea de la herida; de que la mujer<br />

haya sufrido una agresión. Por otra parte, el órgano que<br />

pierde sangre es el genital.<br />

Entonces, la herida es la consecuencia de un acto genital.<br />

El primitivo ve en la menarquía la consecuencia de un acto<br />

sexual entre la niña púber y el espíritu ancestral (Winterstein,<br />

l. c.). La niña vive inconscientemente en la misma forma,<br />

es decir, su menarquía sería la consecuencia de un coito sádico<br />

con su padre (Melitta Schmiedeberg, l. c.). Además, si la<br />

hemorragia es un castigo por sus actividades sexuales prohibidas,<br />

se asocia inmediatamente a la masturbación, y la sangre<br />

es el indicio del daño que se ha infligido en sus actos<br />

masturbatorios. Finalmente para el inconsciente se equipara<br />

todo lo que sale del cuerpo (Melanie Klein, l. c.), y de ese<br />

modo la menstruación puede tomar también el carácter de<br />

pérdida de materia fecal o de orina.<br />

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