Maternidad y Sexo Estudio Psicoanalitico y - Comunitarios.cl
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la reacción Friedmann, y en su última sesión comunica el resultado<br />
positivo.<br />
Se despide amistosamente. Quince días más tarde aborta.<br />
Ya repuesta, viene a verme y conversamos frente a frente.<br />
Ella confiesa que se da cuenta de haber provocado inconscientemente<br />
el aborto. Está serena y espera quedar pronto<br />
nuevamente embarazada, admitiendo que no quiso tener un<br />
hijo que hubiera sido para ella "un triunfo del análisis". Ya no<br />
quise ahondar más, pero por la revisión de sus últimos sueños<br />
parece evidente que este hijo, engendrado durante el<br />
análisis, que fue pagado por una tía, hermana de su difunta<br />
madre, significaba para ella un hijo robado a la madre. Además,<br />
por su ambivalencia, no quiso darme la satisfacción de<br />
"un triunfo del análisis". Durante los meses siguientes mantuvimos<br />
de vez en cuando conversaciones, discutiendo el porqué<br />
de su aborto. Un año después de haber dejado su análisis<br />
y, como ella misma observó, justamente en el día de mi<br />
santo quedó otra vez embarazada. Tanto este embarazo como<br />
otro, cuatro años más tarde, llegó a término sin complicaciones.<br />
Daré todavía un breve resumen del historial <strong>cl</strong>ínico de la<br />
enferma. De niña, muy fijada oralmente a la madre, la odia<br />
por su infidelidad, comprobada por varios partos. Cuando<br />
muere la madre, teme ser la culpable de esta desgracia, por<br />
haberla matado mágicamente con la fuerza de su odio. Desde<br />
entonces maternidad y muerte están ligadas en su inconsciente.<br />
Sin embargo, necesita amor y se in<strong>cl</strong>ina en actitud femenina<br />
hacia el padre. Éste la rechaza, casándose. Se siente<br />
desprecida, e identificándose con él, adopta entonces una actitud<br />
viril.<br />
Con esta defensa logra salvarse de la identificación peligrosa<br />
con la madre, protegerse de su castigo (la destrucción<br />
interior y muerte) y superar la desilusión sufrida por el padre.<br />
Pero su oposición todavía no es definitiva.<br />
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Mantiene una actitud de cariño femenino hacia su hermano<br />
preferido. Más tarde, a raíz de los embarazos y la<br />
muerte de su cuñada por un raspaje, repite sus vivencias infantiles<br />
con un agravante: se anima a realizar sus fantasías<br />
pecaminosas, al llevar a su hermano y a las hijas de él y de la<br />
cuñada muerta a su propia casa. Eso significa para su inconsciente<br />
haber cometido un nuevo crimen: además de<br />
haber matado de nuevo a su madre, en la figura de su cuñada,<br />
la ha despojado de su esposo -su hermano- y de sus<br />
hijos. A costa de la muerte de otra mujer ha logrado tener niños,<br />
sin correr el peligro de muerte que significa el parto.<br />
Después de tanta culpa ya su única protección contra el castigo<br />
será la esterilidad. Ante la pérdida amenazante de María,<br />
su cuñada embarazada, que es otra representante materna, y<br />
amada ambivalentemente por esta razón, la introyecta y se<br />
enferma de melancolía.<br />
Relataré en forma muy reducida otro caso más, por cuyos<br />
datos agradezco al doctor Wencelblat. Se trata de una joven,<br />
A. N., de veintitrés años, casada desde tres años atrás,<br />
que acudió al análisis por su esterilidad, tratada infructuosamente<br />
por los diversos tratamientos ginecológicos.<br />
Logró embarazarse durante su psicoanalálisis, que permitió<br />
comprender las causas de su esterilidad. Era la segunda<br />
de cinco hermanas. Su destete fue brusco y ocurrió tempranamente,<br />
a causa de un nuevo embarazo de su madre.<br />
Cuando tenía tres años nació otro hermano más. Tuvo la menarquía<br />
a los diez años y medio. Algún tiempo después su<br />
madre quedó de nuevo encinta. Intentó abortar y tuvo que ser<br />
internada en grave estado en un sanatorio. Curó, abandonando<br />
asustada sus intentos de aborto. El embarazo terminó<br />
en un parto difícil, efectuado por una operación cesárea. A. N.<br />
estaba sola con su madre cuando empezaron los dolores del<br />
parto. A pedido de ella, le alcanzó una chata y vio con asombro<br />
que la madre la llenaba de sangre. Después del parto de<br />
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