R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

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migración y surcos en el alma
Alrededor de 1920, en un pueblo de las Islas Canarias, vivió Lola su primera
historia de amor cuando tan solo contaba con quince años de edad. Era una
joven no muy alta ni muy baja, de tez morena, pelo negro y rizado, ojos de
color marrón oscuro, de mirada serena y semblante afable y sencillo. Estaba
enamorada de Miguel, un joven de muy buena presencia y de noble carácter.
Ese amor que Lola sentía por Miguel era recíproco, puesto que él también se
había enamorado de ella. Comenzaron su noviazgo llenos de proyectos e ilusiones,
con miras a casarse en un próximo futuro y formar una familia aunque
la cuestión económica no les era del todo favorable, algo común en la época
para los habitantes de las islas.
Miguel trabajaba con sus padres dedicándose al cultivo de la tierra y a la
ganadería, una ocupación de lo más corriente en esa época con respecto a las
personas que habitaban en los campos de las islas.
Siempre con miras a formar su propia familia, un buen día comenzó Miguel
a construir una casa-cueva para vivir junto a Lola cuando llegara el día tan an-
Gran Canaria
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