R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
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Cómo rumian las jairas<br />
sentados en los escalones<br />
mientras contemplamos<br />
el paisaje y<br />
hablamos con la buena<br />
mujer de sus flores y<br />
del tiempo y de cuanto<br />
se nos ocurrió porque<br />
nos apetecía la charla.<br />
Seguimos el camino,<br />
infatigables hasta ver la<br />
Basílica, sabemos que<br />
nos espera la Virgen del Pino y ello nos da alas y ya en el pueblo nos dejamos<br />
caer en cualquier parte a sacar la comida y saborearla y luego, una vez descansados<br />
de la paliza, como siempre, el regreso a casa. Más de lo mismo en otro<br />
paseo esta vez de Teror a Arucas; aquí la carretera tiene menos vueltas y se<br />
hace cómodo el camino y al final nos espera la bella iglesia, o catedral según el<br />
sentir popular, con sus torres de filigranas subiendo al cielo.<br />
Hombres, mujeres; muchos nombres, muchos pueblos; riscales y roquedales;<br />
montañas, laderas, cerros; veredas y caminos y atajos; mañanas, tardes y<br />
noches; sol o estrellas en el firmamento; mar de lavas o mar de vientos; paisajes,<br />
nubes, cielo... en mis recuerdos.<br />
Otro cantar es La Aldea, pueblo de gente curtida en zafras, en el confín de<br />
la isla que nos parecía inaccesible; la famosa carretera a La Aldea cerrada por<br />
desprendimientos en cuanto caían dos gotas nos daba idea de dificultades; sin<br />
embargo, fuimos en dos ocasiones ayudándonos, cómo no, de nuestro amigo<br />
el mapa en relieve. En la primera, en coche hasta Arguineguín; en la segunda<br />
hasta Tejeda. En una, pateando la zona sur-suroeste de la isla; en la otra caminando<br />
todo el barranco desde el centro hasta el mar. En ambas con el sentimiento<br />
de estar logrando algo importante: descubrir zonas áridas y escarpadas,<br />
lejanas, muy lejanas para nosotros, de nuestras casas. Dormimos junto a la playa<br />
calentándonos con el fuego de una tabaiba porque el “relente” de la noche,<br />
cerca de la marea, así nos lo pidió; dormimos en el barranco con el cielo lleno<br />
de estrellas acompañándonos, y al amanecer con el sol dando a las montañas<br />
a las que teníamos que llegar, estas, en la distancia se veían azules y nos llenaba<br />
Gran Canaria<br />
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