R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
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Gran Canaria<br />
Rescatando la memoria<br />
ambiente era desolador: por la parte exterior percibía el ruido estridente de<br />
la calle y por la parte exterior percibía el ruido selvático del “grupo especial”<br />
de mi clase, envuelta en una atmósfera densa.<br />
Unas palomas que habían construido sus nidos en las ventanas del colegio<br />
golpeaban con sus picos los cristales, como si intentaran decirme que ellas<br />
también estaban hastiadas de tanto cemento y de tanto asfalto y que suspiraban<br />
por un paisaje verde.<br />
Cómo añoraba entonces mi escuela del Monte. Sus campiñas, sus frutales,<br />
sus jardines... afloraban en mi mente como sueños dorados del pasado. Cómo<br />
añoraba mis clases ocasionales en plena naturaleza, en los tibios días de primavera,<br />
cuando estallaba la energía del invierno manifestada en las flores<br />
incipientes, en la caricia del sol o en aquella mariposa que me saludaba con<br />
sus giros. Y a mis pies, mi perro y mi gato compartiendo conmigo tal prodigio<br />
de la Creación. Todas estas añoranzas me dieron lugar a varios poemas<br />
desgarradores.<br />
También viví otra experiencia:<br />
Mi asistencia por primera y última vez a un Consejo Escolar. Manifesté en<br />
él, llevada por mi espíritu altruista y honradez profesional, mi desacuerdo con<br />
la conducta en clase, en los recreos y en las horas libres, de algunos chicos<br />
de la segunda etapa, con el deseo de que se hiciera un planteamiento para<br />
mejorar la disciplina. Mis palabras provocaron una reacción nefasta en dos<br />
madres que también formaban parte del Consejo Escolar. Se atrevieron a<br />
acusarme de haber pronunciado dos veces en mis clases la palabra Dios, lo<br />
que ponía de manifiesto que de algún modo fiscalizaban la labor del profesor.<br />
Se permitían la libertad de explicarme cuales eran los objetivos de la asignatura<br />
de Ética, como si yo desconociera lo más elemental de mi profesión.<br />
Esto produjo un clima de tensión. Era evidente que no existía el respeto a la<br />
persona por parte de algunos miembros de Consejo. Otras, por el contrario,<br />
se retraían, no participaban activamente. Y no se actuaba con sentido de la<br />
realidad, basada en hechos concretos. Todo esto me llevaba al planteamiento<br />
de varios interrogantes:<br />
- ¿Qué es actualmente un maestro?<br />
- ¿Dónde están su libertad de pensamiento y acción?<br />
- ¿Por qué se le desprestigia?