R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

Las ovejas “pa” la costa
-Este año vamos a tener buena “otoñá”, el tiempo esta “arropaíllo” y de donde
quiera aderece una rociada, y como usted sabe, las cabañuelas de San Miguel
quedaron de norte y entre nosotros eso es buen tiempo y la estrella Venus ya
apareció por la Cruz de María y se ve según se pone el sol.
-Sí señor y está “manteniílla”, sobre el Pinar de Tamadaba, el agua no va a faltar,
dice Cho Pancho.
-Pues sí compadre esta mañana cantó el alcaraván y “alcaraván cantao, tiempo
mojao”.
Los dos compadres hablaban y fumaban, mi abuelo en cachimba y Cho Pancho
un cigarro de picadura.
Se despidieron agarrándose el sombrero:
-Que vaya con dios compadre.
-Que quede con vos.
Mi abuelo entró en la cocina donde se hacía el queso, que estaba calentita.
Se estaba cocinando el tabefe, la leña ardía despacio y había muchas brasas en
el “fogal”.
-¿De qué te estás riendo Juan? –Le pregunta mi abuela.
Y él le responde:
-Que ocurrencias las del compadre. Me cuenta, que en la víspera del Pino, se
fue con todo el rancho para Teror y regresó al día siguiente. Y yo le pregunto:
-¿Y los animales, las cabras y las vacas…compadre? ¿Ni comieron, ni les dio
agua, ni las ordeñó…? . ¡ Ñooo ¡ y a la gallanía no se podría ni entrar.
Y Cho Pancho contesta:
-Yo llegué, le eché de comer, le di agua, me senté en el pesebre y le dije al
muchacho:
- “Por supuesto las mismas vacas y los mismos cabrestos”.
-Y yo le digo: ¿Al muchacho compadre?
-Siii a mi perro. –contesta Cho Pancho.
NOTA DE LA AUTORA:
A mi corta edad es todo un honor participar en parte de la elaboración y posterior
construcción de este relato, agradecer a esa bellísima mujer, mi abuela, a la que
Gran Canaria
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