R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

Emigración y surcos en el alma
con las que pasaba largos ratos reunida, hacía de comadrona, y de practicante,
ponía ventosas y quitaba el mal de ojo, sin haber ido a ninguna escuela
para aprender esos oficios. Todos esos conocimientos los adquirió con la
experiencia de la vida. Era una persona amable y atenta, siempre tenía una
palabra o una mirada de comprensión y ternura, tanto para pequeños como
para mayores.
Alrededor de 1980, surgió la moda de viajar a la isla de Cuba porque muchos
canarios tenían allí algún familiar emigrante, o los hijos de esos emigrantes
que nunca más volvieron a pisar su tierra canaria. Ya por esta época, el nivel
económico en las Islas Canarias y en toda España había subido considerablemente,
dejando atrás las miserias y penurias de antaño.
Entre esas personas viajeras, se encontraba una sobrina de Miguel. Ella iba
con fraternal curiosidad, para conocer a sus primos, los hijos de su tío y a la
mujer de éste.
Cuando llegó a casa de esos familiares en Cuba, lo que más le sorprendió
fue que después de tantos años, su tío había conservado muchos objetos de
recuerdo del lugar donde nació. La mujer de su tío le contó que él los consideraba
como su tesoro particular y que no permitía que nadie los tocara.
Entre esos objetos tan preciados para él estaba la fotografía de Lola, su novia
de Canarias, la misma foto que el día de su marcha él llevara en un bolsillo de
su traje gris de hilo.
Cuando la sobrina de Miguel regresó de su viaje contó a una de las hijas
de Lola que había visto la foto de su madre en casa de sus familiares en Cuba.
Entonces, ella le pidió que si volvía de nuevo le trajera esa fotografía, que significaba
para ella y sus hermanos un recuerdo de incalculable valor.
De esa forma regresó la foto a Canarias, cuando en su segundo viaje a
Cuba la sobrina de Miguel la trajo consigo y se la entregó a la hija de Lola,
no sin antes la mujer de su tío poner un tanto de resistencia a entregársela,
aunque al final cedió. Dice la sobrina de Miguel que su tía se hincó de rodillas
y, con la foto de Lola entre las manos, mirando a lo alto dijo:
- Perdóname, Miguel, por desprenderme de esta foto que tú tanto adorabas.
Hay que ver como la emigración le cambia el destino a las personas que salen
de sus países. También a los que se quedan en los lugares de origen, aunque
en la gran mayoría de los casos jamás conseguirán cambiarles los recuerdos y
Gran Canaria
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