R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
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Mi abuelo Pedro: miseria de ida y vuelta<br />
una oscuridad tan intensa<br />
que más parecía que<br />
las montañas de Los Llanos,<br />
Atalaya y Pico Gallo,<br />
se hubiesen confabulado<br />
para acercarse en coro e<br />
impedir que allí entrara<br />
el más mínimo rayo de<br />
luz, dejando el camino<br />
expedito solo a brujas<br />
y fantasmas, creencias tan arraigadas como temidas por la ignorancia popular.<br />
Quizás fue la oscuridad de una de esas tenebrosas noches, cuando las parejas<br />
no necesitan mirarse a los ojos para hablar, la cómplice del valor de mi abuelo<br />
para contarle a su esposa la decisión que ya había tomado. Aún sabiendo que<br />
no iba a ser nada fácil convencerla, rompió el silencio:<br />
—Pues mira tú lo bien que le van las cosas a tu hermano Matías por Cuba,<br />
estoy pensando...<br />
—Vete “pál jinojo”—le interrumpió mi abuela, sin dejarlo acabar— No sé lo<br />
que me quieres decir y, si es lo que estoy pensando, ni se te ocurra.<br />
—Pues tú verás —insistió Pedro— tus hijas te han salido muy finas y tienen<br />
por costumbre comer todos los días, como si fueran de gente rica —añadió en<br />
tono jocoso, intentando suavizar la conversación con una nota de humor.<br />
—Pedro, le digo a usted una cosa —replicó mi abuela, cambiando el tratamiento<br />
de tú por usted, señal inequívoca de que la temperatura iba en aumento—.<br />
Si usted quiere salir de esta isla, nos vamos todos juntos a vivir a Las<br />
Palmas (así llamaban a Gran Canaria, incorrectamente), mira como mi hermana<br />
Antonia y mi cuñado Manuel, al que no le falta trabajito, se están fabricando una<br />
casa en La Isleta, o si no, a Tenerife que dicen que allí hay más trabajo aún. Aquí<br />
ya se sabe, nada de nada.<br />
Mi abuelo trató, sin éxito, hacerla entender que la situación de trabajo en<br />
ambas islas había cambiado, que ya no había tanto trabajo en los muelles y que<br />
los pobres de la ciudad subían a los campos a pedir los plátanos y los tomates<br />
semipodridos que no se estaban embarcando para poder comer y, añadió convencido:<br />
Lanzarote<br />
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