08.05.2013 Views

R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

234<br />

Gran Canaria<br />

Rescatando la memoria<br />

era todo un acontecimiento. Lo pasamos muy<br />

bien. Ana Romero fue conmigo. Ya avanzada la<br />

fiesta, de noche oscura, don Manuel Luján hizo<br />

dos “champurriaos” mezclando varias bebidas<br />

y nos retó a Ana y a mí. ¡Imagínate! ¡Retarme<br />

a mí, “que no me dejaba caer nada al suelo”!<br />

Ni qué decir tiene que yo no había probado ni<br />

gota de alcohol en mi vida. ¿Por qué me tentaría<br />

el diablo a coger aquello y tragármelo sin<br />

respirar? Gané la apuesta y gané, también, una<br />

neblina negra, una pesadez en la lengua y una<br />

agonía en el alma parecida a estar cerca de la<br />

de la guadaña. Doña Amalia, que en paz descanse<br />

aquella buena mujer, me llevó a su casa<br />

y me dio café, en un fallido intento de hacerme regresar al mundo de los vivos antes<br />

de que me mandara allí mi padre de un pescozón. No sé ni cómo llegué hasta mi<br />

cama, que se me presentó como una orilla para un náufrago. O eso pensé yo en un<br />

primer momento, porque una vez en ella parecía estar en alta mar zarandeada por<br />

la más cruel de las tormentas. “¡Ayyy, ayyy!”, atinaba a exhalar cual último suspiro.<br />

“¡Ayyy, Dios mío!”, llamaba, en un intento de agarrarme a cualquier madero.<br />

-“¿Qué te pasa Fiíta?”- dijo mi padre desde la otra estancia de la cueva.<br />

-“¡Nada, hombre, que a la chiquilla le sienta mal el merengue de la tarta…!”<br />

- acertó a responder mi madre para evitar males mayores.<br />

-“¡Pues aquí no huele sino a coñac!”- soltó mi hermana Clora. ¡Si hubiera tenido<br />

fuerzas para salir de aquella tormenta, la hubiera tirado a los tiburones! ¡La muy<br />

santurrona!<br />

Eran muy distintas las dos hermanas mayores. Clora era pequeña y tranquila.<br />

Sofía era grande y revoltosa. Cada una tenía lo suyo.<br />

- ¡Seguro que Clora era tranquila…! Si te contara lo que ella hacía. Lo que ocurría<br />

era que ella sabía callarse a tiempo y hacerse la santa. Pero ella también tenía lo<br />

suyo, como tú dices. Cuando vivíamos en casa de doña Mariquita, la que hoy es de<br />

Pepito Alonso, mi madre tenía una alacena llena de unas copas muy bonitas y otras<br />

cristalerías. Yo tenía siete u ocho años. Clora me subió a la “pela” y corría conmigo<br />

encima estrellándome una y otra vez contra el mueble. ¡No quedó ni una pieza

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!